Memorias de un cabimero|El robo de las petroleras

Memorias de un cabimero|El robo de las petroleras

La llega del petróleo a Cabimas significó muchas cosas y los primeros años se caracterizaron por el robo de tierras legítimas.

Memorias de un cabimero. Eudomario Castillo Clavel

En el siglo 19, La familia Romero Villasmil es la más pujante de la Costa Oriental. Lorenzo Romero y Juana Villasmil tenían hatos y fundos productivos. Siendo dueños de todas esas tierras se les considera la familia fundadora de la región. Por muchos años sus descendientes adminsitraron las tierras, pero con la llegada del estallido petrolero en principio del siglo 20, el gobierno de Juan Vicente Gómez extendió sus tentáculos para hacerse de los terrenos y poder explotar el petróleo impunemente.


Como cosa curiosa el mismo Antonio Aranguren aventurero conocedor del bum petrolero es nombrado jefe civil y a la vez representante de la Venezuela Oíl Concessions (VOC) de capital europeo – norteamericano, en toda la Costa Oriental del Lago de Maracaibo, se está hablando del año 1912. Este personaje lo primero que hace es tener buenas relaciones con el poder económico, ocupa a los nietos ilegítimos de la familia Romero Villasmil en la compra de los productos de la región y otras actividades dentro de la empresa VOC.


Con la sucesión Romero Villasmil, su táctica fue ignorarla como tal, pero hecho el musiu, prepara un contrato, de esos que tienen una parte de letras chiquiticas que para verlas hay que usar vidrio de aumento. Él sabía que el hato La Rosa tenía solares cerca de la playa, los cuales en una época fueron utilizados para almacenar las tosas de madera, en tiempo, que Lorenzo Romero Páez vivía en casa de su suegra.


La compañía estaba interesada en la playa y los solares, Antonio Aranguren va al hato para hablar con el encargado, que en ese momento era Aniceto Romero Romero y logra que ese firme el contrato por el elaborado, regía pesos mensuales por el alquiler de la playa para descargar y los solares para almacenar.


Después de unos tres meses de haber sido alquilada la playa y los solares, las hijas de Aniceto le reclamaron que los hombres que descargaban las gabarras lo hacían desnudos y más que eso trataban de faltarles el respeto. El viejo Aniceto habla con Aranguren y le pide que le desocupe la playa, esto como era de esperarse no le gustó nada a Antonio Aranguren, pero como cosa curiosa no dijo nada y se fue, claro no dijo nada porque de manera premeditada tenía preparada otras acciones para lograr adquirir las mencionadas tierras.


Acciones que no tuvo necesidad de realizar porque por desgracia, pasó algo insólito: el viejo Aniceto acostumbraba todas las tardes, sentarse en un taburete en el solar de la casa, donde se cortaba la leña para cocinar y allí fumar tabaco en pipa y recrearse con la vista en las aguas, horizonte y cielo del lago. Un día antes su hijo Arturo, el mayor de los varones, de apenas quince años, había traído en burro un haz de leña, en el cual venía una pequeña culebra de cascabel, el viejo apoyó su pie descalzo en el haz de leña en donde estaba el cascabel, recibiendo la mordedura en el dedo gordo, ocasionando la muerte rápidamente. En la casa solamente estaban sus hijas mayores y un hijo de apenas diez años, su hijo estaba en la matera, llamado así a los montes.


En la tarde cuando este regresaba en su burro cargados con otros haces de leña consiguió la casa del hato ocupada con hombres armados de fusil. Un vecino le da la noticia de lo que ha pasado y está pasando, le dijo de la muerte de su papá originada por la picada de la culebra y como al saberlo el jefe civil Antonio Aranguren vino con un piquete de hombres armados y habían sacado de la casa del hato la urna con el cadáver, porque de acuerdo al contrato ese hato era de la VOC, significando que la sucesión Romero Villasmil perdió ese bien, no entendiendo esto porque el contrato era de arriendo no de venta. Esto fue un robo a mano armada, y no solo por el hecho de haber violado o engañado a sus dueños, sino que la empresa VOC solo había cancelado dos meses de alquiler, significando que se quedó con la propiedad por solo noventa pesos.


La reacción del joven Arturo Romero, mejor conocido años después como Arturito Romero, fue la de armarse y atacar a quienes ocupaban el hato. En esta acción hubo heridos, pero el joven no pudo solo y huyó al monte donde se escondió. El gobierno de Gómez por ese ataque pone en jaque la asociación Romero Villasmil y empieza con una desmembración de esta. Solamente le hacen frente a esta nueva situación de la sucesión, los miembros de menos recursos, de la rama Romero Romero, Quiroz Romero, Clavel Romero, los de la rama Toledo Romero igual que los pudientes de las otras ramas habían viajado a radicarse en Maracaibo, olvidándose por completo de la existencia de Cabimas.

Se pierde la herencia


Todo un complot se teje alrededor de las propiedades de la sucesión Romero Villasmil, dos razones poderosas imperan, ellas son a mi entender: la falta de recursos de los herederos menos pudientes de la sucesión Romero Villasmil y la corrupción del gobierno buscando hacerse de esas tierras para poder negociar con las transnacionales petroleras.


La falta de recursos de los herederos ocasionó que se perdiera el apoyo político a la sucesión Romero Villasmil llevándola a que perdiera no solo la jerarquía, sino también las tierras que la empresa VOC ocupaba, ya que el gobierno dictatorial le da todas la de ganar a la compañía y esta con abogados bien pagados empiezan a organizar todo en provecho de ellas. Este plan bien fraguado se realizó para garantizar que los caminos de penetración y localización donde se iban a perforar quedaran en sus manos y así hacer la explotación sin pedir permiso y mucho menos consultar con alguien.


Es así como asesoran al gobierno en todo lo que se relacionara con la Costa Oriental del Lago; primero: empieza la división política a funcionar, la cual fue creada en 1884, los municipios Cabimas, Lagunillas y Baralt; segundo: reparto de tierras a comuneros sin indemnizar a la sucesión Romero Villasmil; tercero: compra amañada de los hatos y zonas donde solo se explotaba la madera, ejemplo: hato La Rosa, adueñados a la fuerza sin explicación, hato Punta Gorda su venta fue realizada por el capataz de apellido Ramos, si bien era hijo natural de Lorenzo Romero Páez, no tenia poderes para realizarla, sin embargo así sucedió y este hato fue vendido a la Gulf Oil Company, que luego fue la Menegrande Oil Co. Este hato pertenecía a la familia Romero Romero (de donde desciende mi papá), ya que esta se la había comprado al matrimonio Romero Villasmil. Otro hato perdido fue el hato Taparito, administrado por la familia Clavel Romero (de donde desciende mi mamá), fue vendido sin consentimiento a tres compañías: la VOC, la Estándar y la Gulf, la zona de Bachaquero. La administración había sido dada a Ramón Romero y José (Pepito) Perozo, nietos del matrimonio Romero Villasmil. El presidente gobernador del Estado Zulia, el gomecista Pérez Soto detiene a Pepito en Cabimas y lo lleva obligado a Maracaibo para que firme unos papeles que era de interés para la nación, pero según el propio Pepito al tener conocimiento del propósito del gobernador, avisa a Ramón y este se esconde por los montes de El Venado. Pasan tres años y Pepito continuaba en la cárcel. ¿Se realiza la venta a la gobernación?, no por supuesto que no, ahí se da un acto de corrupción, porque la venta se realiza a Pérez Soto a precio de gallina flaca, ya que fue vendida por tan solo cinco millones de bolívares y este hace negocio en Inglaterra por más o menos quince millones de bolívares. Cuando se vendió estas tierras era el año 1930, ya para finalizar la dictadura de Gómez.

Selección del libro Memorias de un cabimero de Eudomario Castillo Clavel.

Edición: Marianela Castillo, Rafael David Sulbarán.

Foto: Finanzas

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