Un carro sin papel ahumado

Un carro sin papel ahumado

Experiencias policiales I


 Con este trabajo arrancamos una serie que debido a la buena cantidad de chistes con policías, guardias y fiscales decidimos hacerla por parte. Así que si tienen una anécdota no duden en contárnosla


 

Por Rafael David Sulbarán. Periodista.

Aún espera por su nuevo cel.Twitter

Aún espera por su carro


 

 

Lamentablemente en nuestros países latinoamericanos, por cosa de cultura, de educación o por el simple hecho de vivir entre corrupción y miseria, cada uno de los seres vivientes ha experimentado una situación irregular con algún policía, un fiscal de tránsito, un guardia nacional o cualquier persona que represente la autoridad o un cargo público. En mi vida puedo contar varias experiencias, por eso voy a dividir esta serie de crónicas «Experiencias policiales» en raciones de varias entregas en las siguientes semanas. Las dividiré en actos, como si fuera una obra de teatro. También voy a incluir historias de ustedes mismos, mis plumeyer@s. Todo esto es verdad, recuerden que la realidad supera la ficción.

Acto I

Como si estuviera comprando drogas

Yo trabajé muchos años, 8 en específico, en el diario El Regional del Zulia, y unos 7 de ellos fui editor de las páginas deportivas y espectáculos, por lo que mi jornada laboral casi siempre era nocturna. Yo salía a eso de las 11:30 pm y tomaba mi carro desde Ciudad Ojeda hasta Cabimas.

Yo soy amante del pan, y en una de esas noches a eso de las 12 de la medianoche venía con mucha hambre y unas ganas mollejúas de comer pan con jamón y queso. Pero ajá, ¿dónde iba a conseguir pan francés a esa hora? Claramente todas las panaderías de la ciudad estaban cerradas. Cuando iba entrando al centro, recordé que en la Avenida Principal había una panadería que era las 24 horas. No voy a decir su nombre, pero era o es de unos turcos. Total que me voy acercando al local y miro a mi derecha, en un banco diagonal, una patrulla de policía. Un oficial estaba sacando dinero y el otro aguardaba en la unidad. El oficial se me queda viendo mientras yo doy la vuelta en “U” para poder arribar a la panadería que estaba en el otro costado. Yo disminuí la velocidad, dos señores estaban cerca de la entrada, pero la panadería parecía cerrada. Tenía una luz tenue adentro y bueno pensé: “No, esto está cerrado, mejor compro pan Bimbo en la tienda de la Texaco”. Doy de nuevo la vuelta y cojo rumbo a la otra tienda. Cruzo a la derecha y sigo la vía por detrás de la Catedral. Unos metros más adelante miro por el retrovisor el reflejo de las luces policiales de la patrulla. Venía esmollejada hacia mí. Pensé: “Bueno me jodieron por las vueltas en U”.   Llego a la esquina, paré. La patrulla se me paró detrás, pero yo no escuchaba ninguna orden de alto, ni podía ver bien ya que las luces HID de la camioneta, unidas a las del techo me tenían ciego. Pasaron como unos 40 segundos, y bueno, arranqué. Giré a la izquierda rumbo hacia la Texaco que estaba en la esquina como a 200 metros. Ya me voy acercando hasta la esquina del semáforo donde justo está la bomba y de repente veo la patrulla que se me atraviesa en plena vía. Así tipo película de acción se bajan los policías. Enseguida me ordenan bajarme del carro con pistola en mano. Yo les hice caso, me bajé y me requisaron, mientras me decían “vergación chamo qué clase de ridículo nos hiciste pasar allá, te dimos la orden de alto y arrancaste, menos mal que no te disparamos”, esto me lo dicen en modo de regaño. “Dame la cédula y papeles del carro. Qué hacías vos por allí en los lados de la panadería? Vamos pa’ la comandancia». Los tipos me quitaron la cédula e hicieron que los siguiera hasta la comandancia de la Policía Regional que está cerca. Yo iba entre arrecho y con ganas de reírme.

Llegamos a la comandancia y me empiezan a requisar el carro. Ya los noté más calmados. En eso llegaron todas las patrullas de Cabimas al sitio. Todas.

  • Chamo qué hacías vos ahí en esa panadería, ¿vos no sabéis que ahí venden drogas? ¿Estabas comprando drogas? Dijo uno de ellos.
  • A la broma mijo yo vengo de mi trabajo, iba a comprar pan ahí, pero estaba cerrado y arranqué. Les contesté.
  • Chamo pero ahí venden droga y de paso nos dejáis tirados dándote la fuga. Casi te hacemos un tiro.
  • Ok ustedes van a disparar y luego van a preguntar imagino. Yo me fui porque no escuché ninguna orden de alto y con esas luces vuelven loco a cualquiera.

En eso ven mi carnet de prensa guindado.

  • ¿Chamo vos sois periodista?
  • Si chamo, ese es mi carnet, y mi cámara.
  • ¿Coño chamo pero por qué no nos dijiste?
  • No les dije nada porque estaban de sordos ahí obstinados, por eso.
  • Chamo disculpá y tené cuidado por allí que venden drogas y siempre estamos pendiente de quién llega comprando.
  • Hey ¿pero ustedes creen que si yo voy a comprar drogas lo voy a hacer en un carro sin papel ahumado?chamo qué molleja a ver si se van a cazar a los verdaderos malandros y dejan de estar estando carro aquí. Qué molleja Cabimas anda sin patrullaje ahorita.

Me dejaron ir y me fui a la tienda a comprar mi bendito pan. Al llegar todos los taxistas comentaban de cómo habían agarrado a unos policías hacía un ratico, a un guevón ahí en un carro sin papel ahumado.

A continuación colocaré dos de sus experiencias, esas que me han dejado en Facebook como siempre prendiendo la galleta.

luisana
Luisana

Luisana Silva, periodista: Jamás olvidaré cuando en pleno paro nacional , el primero que se realizaba en el país (el 10 de diciembre de 2001) mi incondicional reportera gráfica Glenda Ortega y yo nos metimos en el patio de tanques Ulé y ella comenzó a tomar fotografías, cuando los guardias nos vieron salieron como 20 con sus armas largas y nos apuntaron, yo casi que me desmayaba del susto (normal jajaja) y Glenda le dijo con su estilo único: «Ajá … ¿y qué creen ustedes, que me van a asustar con esa verga?, déjense de payasadas y quítense que estoy haciendo mi trabajo, que si me botan ustedes no me van a meter aquí en Pdvsa», después se acercó uno y le exigió la cámara,casi arrebatándosela de las manos, ella respondió: » ve vamos a hacer una vaina buena, vos me dais el fusil ese y yo te doy mi cámara, porque esta es mi arma, sino te parece, dejános tranquilas que nos vayamos porque igual ya son las 2 y estamos encochinadas, ve lo que te voy a decir, nos vamos pero no quiero comiquitas cuando demos la espalda, total ya tomé las fotos que quería»… y pues nos fuimos. jajjajaja nunca pero nunca olvidaré esos momentos. QEPD amiga”

maxuly
Maxyuly

Maxyuly Gutiérrez, periodista: “En noviembre del año pasado en el puente Rafael Urdaneta, por primera vez de todos los años que me ha servido para llegar a mi destino de trabajo y estudio, me agarré verbalmente con un Guardia, que de forma grosera revisó el único bolso que iba en la maletera del carrito Ojeda -Maracaibo, es decir mi bolso, el guardia en cuestión después de pedirme abrir el bolso de forma nada amable, comenzó a sacar todo incluyendo mi ropa interior, justo en ese momento me fui encima del bolso se lo arrebaté y recogí mi ropa para meterla de nuevo al bolso, justo allí inicié a decirle alterada por su grosería y falta de respeto, que yo sí conocía mis derechos y que él no podía hacer eso… a lo que me contestó que si viera la clase de joyita que por allí pasan , a lo cual le respondí que no podía suponer que todos somos delincuentes o malas personas, cuando pedí hablar con un superior, se desapareció al ver que todos los pasajeros me apoyaron.

Aquí pueden ver todos los comentarios.


Texto redactado el 20 de marzo de 2015

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