Llegué sin papeles y terminé revisando muchos, colocando notas, regañando. Este 2018 cambió muchas cosas en mi vida. Acá les cuento por qué
Por: Rafael David Sulbarán. Periodista. Ahora profesor. Prospecto de gordo
Tenía tiempo sin sentarme a escribir, ya casi no recuerdo y no es que esté viejo (bueno para allá vamos), sino que ando en otras cosas. Es chimbo abandonarlos, pero de verdad crean que sigo emprendiendo y tratando de mantener a flote mi carrera de periodista, ahora en otro país.
En el comienzo de este nuevo año me ha entrado un poco la nostalgia de seguir escribiendo y hacerlos reír, reflexionar o lo que sea. Y bueno, en este momento estoy frente al computador así soltando ideas que se me vienen al la cabeza. Lo que pienso en líneas generales es que ojalá este año nuevo sea tan bueno como el pasado, o mejor.
¿Por qué? Bueno el 2018 fue un año que podría decir dio un vuelco a mi vida por diferentes razones. Las principales las voy a enumerar:
Primero: Me mudé de país.
Recuerdo que antes de esta pesadilla chavista, uno siempre entre sus aspiraciones estaba la de conocer el mundo. Yo nunca tuve la costumbre de salir corriendo con las maletas por toda la cuadra para que el nuevo año me trajera muchos viajes, pero siempre pensé que sería bueno trabajar en el extranjero, vivir afuera, estar un rato lejos de casa, conocer otras culturas, hacer amigos en todo el mundo.
Yo antes no fui tan viajero, tal vez por mis compromisos en la universidad y después en el trabajo. Ese cargo en el periódico me quitaba mucho tiempo libre…eso duró ocho años. Luego que me independicé, empecé a viajar, en gran parte por la influencia que tuvieron mis reportajes y crónicas acá en Pluma Volátil. De hecho nunca me había montado en un avión. Una buena amiga, fiel lectora de esta web me dijo: «Cuando te montes la primera vez no dejarás de hacerlo». Y así fue. En años consecutivos he hecho viajes en los pajaritos de hierro.
Por razones profesionales decidí salir de Venezuela empujado también por esta terrible crisis y finalmente me he radicado en Bogotá, ciudad que me ha recibido muy bien. Entonces aquí está la principal razón por la cual el 2018 fue un buen año en lo personal. Me mudé de país y lo he hecho bien, hasta ahora.
Segundo: Soy profesor
Yo siempre fui un mal estudiante, creo que ya se los he dicho muchas veces y bueno, yo jamás me imaginé como profesor, nunca. ¿Cómo podría serlo si fui tan mal alumno? Pero obviamente una cosa no tiene nada que ver con la otra. Sí, mi promedio fue muy bajo en el bachillerato y también en la universidad, pero el talento no se traduce solamente en notas. No quiero sonar engreído, pero uno, que no puede competir con grandes cerebros y sus super notas, debe hacer lo que sea necesario para estar a la altura y sobrevivir, más que todo en el medio periodístico. Era de bajo promedio pero escribía bien y bueno, allí fui fomentando una carrera que ya va por 16 años.
En 2006, justamente después de graduarme, mi tía Marianela Castillo me motivó a inscribirme en un curso, que hoy es diplomado, llamado «Componente docente». Lo cursé en la Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt, en Cabimas. Culminé en 2007 con buenas notas (al fin). De pana que nuca pensé que este curso me fuese a servir en el extranjero. La única experiencia que tuve como docente en Venezuela la ejercí en el Instituto Santiago Mariño, también de Cabimas. Allí por dos semestres fui confundido varias veces con un estudiante. Apenas tenía 25 años de edad.
La razón principal de mi escogencia por Bogotá es que fui convocado por una universidad local para dar clases en la escuela de comunicación social, por supuesto en el área de periodismo. Y bueno, aquí estoy, junto a un gran equipo de profesionales que ha creído en mi y me ha tratado de maravilla. Soy el «profe Sulbi», como me dicen por cariño, pero también «el profe vene» como me dijo una vez una simpática estudiante. Y algunos me siguen confundiendo con un alumno.
La docencia me ha permitido explorar un área que nunca había tocado. Vivir experiencias buenas, enriquecedoras. Confieso que ha sido todo un reto y las primeras semanas no fueron para nada fáciles, pero como hizo Marco Scutaro en su carrera en las Grandes Ligas: comenzó flojo pero enderezó y se convirtió en una estrella. No soy una estrella, pero mejoré con el paso de los meses y aquí voy.
Tercero: «Freelancié»
Otra cosita es que sigo echándole piernas al periodismo, emprendiendo en nuevos trabajos como independiente. Eso me ha permitido viajar por Colombia a diferentes ciudades y pueblos. La maravillosa Medellín me recibió de nuevo, Bucaramanga me mostró su clima muy parecido al de Barquisimeto, Pamplona me explicó que de día puede haber calorcito y de noche un frío tremendo y Tunja me dejó claro que caminar en sus calles puede dejar sin aliento a cualquiera.
Cuando llegué, mi pana y colega Sinar Alvarado me dijo: «Agarrate con las uñas, no te vas a ir», haciendo referencia a que lo intentara y que las cosas se iban a poner en un correcto proceder. tal vez tenga razón.
De verdad me emociona que ejerza acá, es un punto positivo que voy a seguir cosechando. Muy pronto van a ver el resultado de esos trabajos periodísticos aquí y en otros medios por ahí.
Cuarto: Agarré kilos
Cuando uno llega a los 30 entra en una guerra con el sobrepeso. Bueno, la mayoría de las personas pasan por eso. En mi caso, por mis hábitos alimenticios (creía que todavía tenía 17 años), logré aumentar demasiado de peso. Si ven mis fotos de hace cuatro, cinco años se darán cuenta.
Con la llegada de la crisis muchos dejamos de consumir alimentos «engordadores» como dice Homero Simpson. Y bueno, el resultado fue que bajé más de 20 kilos en dos años, ayudado un poco por rutinas de ejercicios. Revisando esos días en gráficas, mi aspecto lucía muy sombrío, bajé demasiado. Pero bueno, me sentía bien.
Con mi llegada a Colombia, empecé a comer esas cosas que dejé de probar en mi tierra. La consecuencia es que he engordado como 10 kilos y he entrado de nuevo, con esa guerra con mi cuerpo para no ponerme como hace unos cinco años. Eso no lo quiero.
Una de los propósitos del 2019 será ese: no aumentar tanto y rebajar unos kilitos. Ojalá esté escribiendo una nueva lista de cosas buenas del año que incluya esto.
Bueno, otras cosas excelente pasaron en mi vida durante el pasado año, otras malucas pero no quiero hablar de vainas malas. Gracias a Dios fueron poquitas.
Este año fue de aprendizaje, de conocer, de sentir que vale la pena arriesgarse, que nunca es tarde para comenzar, de aprendizaje, de todo.
¿Y el tuyo cómo fue? Puedes dejar un comentario aquí abajo y así compartimos todos nuestras experiencias. Feliz año nuevo.