Sochi recibe al mundo en medio de dudas

Sochi recibe al mundo en medio de dudas


Juegos Olímpicos de Invierno 2014
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Por: Stephen Wilson, Associated Press
Hace siete años, Vladimir Putin viajó hasta Guatemala para seducir a la jerarquía del movimiento olímpico con su grandioso proyecto: tener unos Juegos de Invierno en Sochi, una ciudad rusa poco conocida situada en la costa del Mar Negro.
El mensaje directo de Putin, quien habló en inglés y francés, fue efectivo. Sochi superó las candidaturas de Corea del Sur y Austraia, para obtener el derecho de montar la cita invernal en la denominada «Riviera Rusa».
La influencia política de Putin y el poderío ruso acabaron por convencer al Comité Olímpico Internacional.
Fue una decisión que conllevaba riesgos, los cuales son evidentes ahora mismo.
Con la ceremonia de apertura prevista para este viernes, el prestigio de Putin y la reputación del país están en juego. Estos Juegos son una mega apuesta con un costo de 51.000 millones de dólares para mostrarle al mundo una Rusia moderna. Pero todo se ha visto eclipsado por temores de atentados terroristas, leyes anti gays, derechos humanos, corrupción y despilfarro.
Ninguna otra edición de los juegos invernales se ha visto amenazada con una amenaza terrorista de semejante magnitud. Ninguno se ha visto tan inmerso en asuntos políticos. Ninguno en tiempos recientes se ha visto tan vinculado a la figura de un individuo, Putin, el «capitán» del equipo de Sochi.
En medio de un ambiente de tensión política y seguridad al máximo, hay preguntas en el aire. ¿Podrán Putin y Rusia albergar una olimpiada segura y exitosa? ¿Podrá Sochi desafiar los pronósticos agoreros y maravillar al mundo con una organización ejemplar y fabulosas instalaciones?
Tampoco hay que olvidar algo: La esencia de los Juegos está en los deportes y los atletas. Alex Ovechkin, Sidney Crosby y otras estrellas del hockey profesional representando a sus país; las piruetas del estadounidense Shaun White en el snowboard; la emperatriz surcoreana Yuna Kim en el patinaje artístico; la prodigio estadounidense Mikaela Shiffrin en el esquí alpino.
Alrededor de 3.000 deportistas de más de 80 países se disputarán 98 medallas. Doce disciplinas conforman el programa de competencias, con el debut de los saltos con esquíes de mujeres.
Noruega, Estados Unidos, Canadá y Alemania son los favoritos para acaparar la mayor cantidad de medallas. Los rusos, que viene de su peor actuación invernal en Vancouver hace cuatro años, buscarán repuntar como locales y el oro en hockey sería el gran premio para un país que no gana ese título desde que un «Equipo Unificado» conformado por jugadores de las exrepúblicas soviéticas triunfó en 1992.
Sochi también cuenta con otros protagonistas:
— El equipo de bobsled de Jamaica compite por primera vez desde 2002, evocando el recuerdo de su participación en 1988 que inspiró la película «Jamaica Bajo Cero».
— Lolo Jones y Lauryn Williams, estrellas del atletismo estadounidense, ahora forman parte del equipo nacional femenino de bobsled.
— La reconocida violinista Vanessa-Mae se calzará un esquíes para representar a Tailandia, el país natal de su padre.
Pero el mundo ha estado pendiente los últimos días de la amenaza terrorista que representa una insurgencia islámica en la región norteña del Cáucaso. Un grupo militante en Dagestán se atribuyó la responsabilidad por dos ataques suicidas que mataron a 34 personas a fines de diciembre en Volgogrado y han amenazado con perpetrar atentados en Sochi.
El aparato de seguridad ruso está a la caza de tres mujeres que cometerían ataques suicidas. Se cree que una de ellas se encuentra en Sochi. Se les denomina «viudas negras», mujeres que buscan cobrar venganza por esposos y familiares muertos en la ofensiva de Rusia contra la insurgencia en la región.
Rusia ha emprendido el que se cree es el operativo de seguridad más grande en la historia de los Juegos, movilizando a más 50.000 policías y soldados, además de desplegar baterías antiaéreas y aviones de reconocimiento no tripulados.
«Vamos a tratar de que las medidas de seguridad no sean demasiado indiscretas y que no irriten mucho a atletas, invitados y periodistas», dijo Putin.
La antesala a los Juegos se ha visto sacudida por el rechazo en países occidentales a una ley que el parlamento ruso promulgó el año pasado y que veta la difusión de «propaganda» gay entre los menores de edad. Detractores y activistas de los derechos de los gays sostienen que se trata de una ley discriminatoria, y que podría aplicada a cualquiera que exprese respaldo a los gays en Sochi.
Putin ha insistido que no existe discriminación alguna contra los atletas y espectadores en Sochi, pero unos comentarios suyos recientes en los que vinculó la homosexualidad con la pedofilia sólo sirvieron para exacerbar el tema.
El COI, en tanto, recordó a los atletas que deben acatar lo que se menciona en el «Artículo 50» de la carta olímpica, que prohíbe protestas o manifestaciones políticas en las sedes olímpicas.
Lo otro es el costo desmesurado de los Juegos, lo más caros de la historia, ya sea de invierno o verano.
Pese a las críticas, los miembros del COI creen que los rusos se merecen la oportunidad de demostrar que seleccionar a Sochi fue una buena decisión.
«La Rusia de hoy en día no es la Unión Soviética de 1980», dijo el canadiense Dick Pound. «Están en condiciones de montar un Juegos de Invierno. Han construido una serie de instalaciones de la nada y lo hicieron entre cinco y seis años. Yo pienso que serán unos Juegos excelentes».
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Texto cortesía AP
Foto/AP
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