El santo negro y su verdadera historia
Las fiestas de San Benito de Palermo, se celebran en Cabimas los 27 de diciembre y el 6 de enero. El 27 de diciembre es la fecha oficial, pero los 4 de abril, de igual forma se conmemora, ya que es el aniversario de su muerte. Miles y miles de feligreses, devotos, bebedores, buzos, vendedores, curiosos o todo aquel que simplemente se quiera echar los palos y tener una excusa para beber, asiste a la procesión.
Disculpa que se los escriba así, pero es la verdad. En este día se concentran todo tipo de personas y gustos. Algunos van a pagar sus promesas, otros a acompañar el santo, a beber o lo que sea, de cualquier raza, y condición económica.
Escribo estas líneas ya que algo me inquieta desde hace varios años. Es que muchos, la gran mayoría no conoce la verdadera historia de San Benito. Lamentablemente es así. Algunos creen que Benito fue un negro esclavo que llevó palos y de tanto pedirle a Dios se volvió blanco. Otros piensan que es un borracho regenerado, que ya con su vida perdida en el alcohol llegó una luz a su vida y se convirtió al cristianismo.
También he escuchado por allí que muchos aseguran que el santo pisó tierras venezolanas, que vivió acá, inclusive en Cabimas ayudando a los más pobres. Bueno déjenme decirles que todo esto es falso. Ojalá hubiese vivido aquí.
Un resumen de su vida
A continuación les colocaré lo que al menos se acerca más a la verdadera historia de Benito.
San Benito no era un borracho, de hecho dudo que haya probado el alcohol alguna vez en su vida. Tampoco estuvo en Venezuela, de hecho nunca salió de Italia, es más creo que nunca fue más allá de Sicilia, la isla donde nació.
Cristóbal y Diana eran un par de esclavos africanos que trabajaban en un fundo propiedad del señor Manasselli, un tipo bastante religioso. Cristóbal tuvo la influencia del cristianismo y fue formado bajo esas doctrinas, lo que encaminaba su vida. Llegó a ser el hombre de confianza del patrón y trabajaba junto a la negrita Diana, con quien se casó en secreto. Ambos eran esclavos, por lo que no llevaban una vida matrimonial como Dios manda. Por eso cada uno andaba por su lado. Con la firme convicción de que no tendrían un hijo para que fuese esclavo, o al menos naciera bajo el yugo de un patrón, esta joven pareja de negritos no llevaron una vida matrimonial como es costumbre (sexo). Cristóbal era muy enfático en esto. Pero las cosas cambiarían.
El señor Manasseli se percató de la situación, se enteró del matrimonio y mandó a llamar a la pareja a la casa patronal. La pareja estaba en shock pensando que sería desterrados, castigados, por la doble vida que llevaban. Sin embargo el patrón los esperó con una gran sorpresa, les concedía la libertad a estos dos fieles sirvientes para que pudieran formar su familia sin ataduras.
Cristóbal y Diana se instalaron en una humilde casita dentro del fundo e inspirados en la palabra “Bendito” colocaron a su primogénito Benito, quien nació en 1524 (se desconoce el día exacto).
El pequeño Benito se crió con el gran amor de estos dos seres en gracia de Dios, que trasmitieron ese amor al creador de tal forma que llevaron a un santo por el buen camino.
Benito ya en su adolescencia tenía sus propios animales, era un excelente agricultor y pastor, pero la vocación por el servicio a Dios pudo más. Esto lo llevó, cerca de los 18 años de edad a unirse a un grupo pequeño de Frailes, que comulgaban bajo las doctrinas de San Francisco de Asís. Con ello se entregó a la pobreza material pero a la riqueza de alma.
El grupo, conformado por 12 o 13 frailes se encargó de recorrer la isla de Sicilia, en los alrededores de la ciudad de Palermo. Varios años después, por decisiones papales, el grupo fue disuelto, pero Benito fue trasladado al Monasterio Santa María de Jesús, en el cual pasaría el resto de sus días y se cultivaría su fama de “santo” aún en vida.
Fray Benito por muchos años fue maestro de cocina, y realmente hacia milagros con lo poco que poseían y alimentaban a unos cientos de estudiantes. Por cierto Benito nunca fue sacerdote, de hecho no sabía leer ni escribir.
Se ganó la admiración y respeto de todos allí, además de todo el pueblo, inclusive de personas de la alta sociedad y la realeza europea de la época. San Benito era un santo en vida, el santo negro. Luego llegó a ser el director del lugar, cuestión que asumió debido a la humildad y vocación de servicio a los demás y no porque creía merecerlo. Durante varias temporadas se encargó de llevar las riendas del monasterio con total efectividad.
Muchos fueron los hechos en los que se vio envuelto que evidenciaron su condición de siervo de Dios y sus manos milagrosas. La historia evidenció famosos «milagros» de curación y sanación instantánea. También es famoso una escena donde multiplicó, sin explicación alguna, la cena un día, asombrando a los presentes ya que no había ni una papa para cenar.
Muchos fueron los hechos en los que se vio envuelto que evidenciaron su condición de siervo de Dios y sus manos milagrosas. La historia evidenció famosos «milagros» de curación y sanación instantánea. También es famoso una escena donde multiplicó, sin explicación alguna, la cena un día, asombrando a los presentes ya que no había ni una papa para cenar.
San Benito murió un 4 de abril de 1589, él lo sabía, ya presentía su muerte, y eligió el día. En presencia de muchos seres que lo adoraban, incluyendo su sobrina dejó el mundo terrenal para pasar junto a Dios y ser “el abogado de la virgen”. Dejó su habitación con mucho olor a flores.
La noticia de su muerte se corrió como pólvora y Benito tuvo un entierro multitudinario, casualmente como se festeja su vida en este mundo moderno.
Benito fue el primer negro canonizado, y llega a nuestras tierras en los corazones de todos esos negros esclavos que vinieron en la época de la colonia. Gracias a Dios llegó a nuestras vidas y año a año en muchos pueblos y ciudades venezolanas se celebra su vida y su obra, que siempre fue el profesar amor, llevar una vida correcta en paz.
Espero que les sirva este texto como referencia y lo divulguen. Los Invito a celebrar en esta fiesta, con ron, cerveza, flores, oraciones o lo que deseen, pero lleven a San Benito siempre que el negrito es fiel y abogará por nosotros.
NOTA: Todo este relato lo saqué del libro “San Benito de Palermo, el primer negro canonizado” del padre Antonio Vaquero Rojo, publicado en 1984. Este padre hizo vida en Cabimas y realizó una investigación exhaustiva, revisando textos y documentos originales sobre la vida de Benito. Los invito a leerlo, búsquenlo.
@rska
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