Durante otra aventura en una cola
Por: Rafael David Sulbarán. Periodista.
Tiene gripe. Tiene dos mayonesas
En este espacio hemos publicado varios trabajos relacionados a las colas para obtener alimentos en Venezuela, ya luego de casi 3 años de ese fenómeno que se volvió algo muy común y natural acá, bueno podemos decir que cada día la cosa está peor, hay más gente en las afueras de los supermercados, hay menos comida y todo está más caro.
A principios de enero me dije: «Hey, de pana ya tenéis que empezar a hacer colas, porque lo que estás ganando no te está alcanzando para nada, todo se te va en comida» y de pana es así, todo venezolano que esté leyendo este texto en este momento, a menos que sea un multimillonario, un boligurgués, un bachaquero o simplemente una persona sin sentido, entiende perfectamente esto que estoy explicando y lo que se siente. Aquí cada día es más difícil comprar comida y es una burla total que cada día que vas a la tienda el kilo de queso te aumenta 50 bolívares…pero es así, es nuestra Venezuela actual.
Entonces, ya en esa onda de meterme a las colas, esta semana desayunaba en una panadería y al salir, un tipo que estaba en el estacionamiento dijo que en un pequeño supermercado cercano, venderían cuatro paquetes de harina de maíz. Bueno, agarré el carro y decidí pasar por allá. Cuando llego, había una colita corta, bueno dos: una con gente mayor y otra con personas más jóvenes. Me bajé, parando el carro donde lo pudiese ver, y bueno, me acerqué hasta la entrada del Supermercado El Gran Pinguino, un local perteneciente a una familia de chinos que tienen aaaaños en Cabimas.
- Señora, ¿qué están vendiendo aquí?-, pregunté al llegar.
- No sabemos chamo, estamos esperando que llegue la cava.- Respondió la señora amablemente.
Hey de pana y todo, no sabían que iban a vender, ni siquiera sabían a qué hora llegaría el camión con la mercancía. La gente hace la cola sin saber qué va a llegar, ¿y si son vasos plásticos? Se arma la buena jajaja.
En ese momento eran las 10:30 de la mañana del jueves después de carnaval. Entonces bueno, me metí en la colita, detrás de aproximadamente 15 personas. Empezó el show.
Llegó la primera
Cuando tenía aproximadamente unos 10 minutos en la cola, llegó el primer camión. Un 750 repleto de harina Demasa. La gente de una vez, al ver el vehículo allí, empezó a aglomerarse y empezaron a aparecer muertos en la colita. «Qué molleja hasta debajo de las piedras salieron», expresó con mucho ruido un señor alto que estaba como a tres puesto detrás de mi.
Descargaron solo una parte del transporte, que seguro iría a otro supermercado chinito con su colita respectiva. La Guardia Nacional se hizo presente, y al llegar, nos empezó a quitar nuestras cédulas. Lo hacen para poder llevar un «control», una vez llegas a la caja registradora, debería estar tu cédula por encima…si no estás allí bueno, sencillamente no te venden. Triste.
Llegó otro camión. Este trajo pasta. Mil horas descargándolo, y bueno, los brolleros como siempre llevando y trayendo información: «Van a vender un combo con dos harias, una pasta y margarina a 600 bolívares», le escuché a un chamo que luego fue aumentando el número de artículos y el precio. En definitiva serían cuatro paquetes de harina, dos mayonesas, una margarina y una pasta…todo por 1470 bolívares…mi sueldo hace 7 años.
El desorden
Seguían bajando pasta y pasta y pasta y bueno, pero ¿qué pasa que se tardan tanto? Cuando terminan de descargar el camión nos enteramos que el Guardia Nacional dejó caer las cédulas y se revolvieron todas…OK qué buen despelote se armó. Claro, porque la gente quería su lugar original, pero obviamente siempre hay un vivo que se quiere colar…pobre guardia, fue regañado por su superior que debió hacer acto de presencia para calmar ese despelote.
Lo bueno, entre otras cosas de esas colas, es el contacto con la gente, el intercambio de ideas, el chalequeo que nunca falta y por supuesto las discusiones por política. Carlos Yoris tenía por nombre el señor que tenía justamente detrás de mi en la cola. Conversábamos sobre mis aventuras periodísticas, mis discusiones con los guardias y encontronazos con la gente. El señor Yoris es un chavista arrepentido, un ciudadano que piensa que a Nicolás Maduro le quedó grande el país, pero que Lorenzo Mendoza es un ladrón y que la oposición no tiene ningún plan de gobierno, que considera que nunca hará algo productivo en la Asamblea Nacional y que la están cagando, a pesar de que apenas tienen un mes en el nuevo período. En definitiva, el señor Yoris piensa que esto no tiene solución, que ninguno de los dos sectores dominantes de la política venezolana tienen la intención de arreglar esto, que para ellos es mejor tirar 5 bombas atómicas y acabar con nosotros…no hay ningún pelo de esperanza, nada positivo…y que bueno, todo esto viene ocurriendo desde la muerte de Chávez, el gran reivindicador de los pobres, el comandante eterno que nada tiene de culpa, pero que dejó una varita mágica en Maduro para que destruyera todo su país perfecto en tres años.
Menos mal que tengo paciencia, claro, como periodista que soy debo tenerla. Pero delante de nosotros estaba una señora como de 55 años, linda y con una media en la cabeza que yo pensaba refutaba de la opinión del señor, yo pensaba que sería un poco más realista su palabra, pero que me desanimó cuando dijo lo siguiente: «Vos sabéis que en el hospital El Rosario, que es una clínica PRIVADA, mi sobrina se fue a hacer un examen y cuando le fueron a dar el resultado no lo hicieron en físico porque no tenían papel para imprimir…vos podéis creer eso, que en una vaina privada, que se supone tienen muchos reales para comprar de todo no tengan un papelito, eso es que todo se lo roban», esta señora seguro que su universo es solo las colas y hacerle arepas a sus hijos y no se ha dado cuenta que la crisis en todos los rubros está, que no hay papel para las oficinas, muchos son importados y que un paquete de esos cuesta más de mil bolívares y se gasta en unos minutos. Ella no sabe de eso…y se le hunde más al cerebro. Tampoco sabe que los empleados de Polar están entre los mejores pagados del país. Tampoco el señor Yoris sabe que si uno trabaja duro, funda una empresa y lo hace bien se va a volver rico, y no «un ladrón explotador como Lorenzo Mendoza que se ha hecho millonario a costillas de los venezolanos», él no sabe eso, no sabe que si tiene la empresa más productiva del país serás un hombre multimillonario y serás blanco de los ataques de un gobierno incapaz de emular una empresa como la de él y hacerla eficaz, efectiva, productiva..,él no sabe eso y se encarga de repetir como lorito lo que leyó en La Iguana o en cualquier portal de basura mediática. Pero bueno, esta gente estaba como yo igualito haciendo una cola para comprar alguito…pero gracias a Dios no me pegaron sus mañas, uno de chavista arrepentido super negativo y la señora…bueno, la señora…nada.
Total, con esa discusión el ambiente estuvo muy entretenido, también ligado a las ocurrencias del zuliano y a la paciencia que ya se ha vuelto una virtud en muchos ciudadanos.
La compra
Finalmente empezaron a despachar y bueno, por nombres empezaron los efectivos de verde a llamarnos, así como les había quedado en las manos nuestras cédulas. Mi nombre lo escuché en la segunda tanda. Gracias a Dios. Pasé y de una vez me puse en la otra cola para pagar. Adentro no estuve ni 20 minutos, y la tarjeta de débito pasó más rápido que un balonazo de Roberto Carlos. Listo, llevo mis harinitas, pastica, mayonesitas y esa margarina junto a un Doritos que no sé por qué la chinita de la caja metió allí, será que le caí bien.
Otra colita más, unas cuatros horas de mi vida en eso, bueno para mi es la segunda del año (hice una de dos horas por un aceite, UNO solo) y bueno, la experiencia me dejó estas reflexiones que de pana no debemos ser como el señor Yoris, no es que sea una mala persona, el tipo me cayó bien, sino que ese pesimismo de pensar que más nunca estaremos bien, que todo nos va a salir mal, que la nueva Asamblea creará un apocalipsis, que Maduro buscará tres bombas y explotará, que ni que reviva Ghandi y sea presidente nos salvaremos…de pana eso no lo quiero. Es difícil ser optimista en esta país actual, pero con ese pensamiento no llegaremos a nada, seguiremos en picada. Es muy duro luchar contra una inflación de 150 por ciento (según el BCV, la real es claramente más elevada), es duro lucha contra las 25 mil muertes del 2015, es muy arrecho pensar de que estaremos bien cuando el petróleo está en 21 dólares y siguen las empresas de maletín con el chorro para afuera…son tantas cosas, pero hey de pana, trabajemos para que la ola baje y no nos ahogue…trabajemos y trabajemos, unámonos, tengamos paciencia a señoras como la de la media, tengamos paciencia al pana que dice que a su mamá le van a quitar la casa por orden de Allup, tengamos paciencia con todo, pero estemos alerta y tratemos de enderezar esto para que no nos vuelva a psar, para no hacer estas colas humillantes, no nos dejemos arrebatar este país, este pedazo de tierra que es nuestro, no es de Chávez, no es del PSUV, no es de Capriles ni de Obama, es de todos.
De eso es lo que se ha encargado el chavismo en toda la existencia de la revolución, hacer ver que la gente que es exitosa en el desarrollo de una idea comercial, independientemente de si roba o no, es un burgués que esta en contra de los pobres. Enorme mentira que han tenido que desarrollar y que fue necesaria para poder dividir las clases sociales, acrecentar el odio y ganar la lealtad de la gente que no tiene la culpa de no saber lo que realmente sucede.
Allí está la idea principal de nuestro artículo…gracias Ibsen por todo el apoyo siempre.