Permiso no remunerado

Permiso no remunerado

Esto del coronavirus ha traído millones de problemas en el mundo entero, es evidente. Y bueno, uno de ellos le tocó a nuestro editor. Aquí se los cuenta en esta minicrónica.

Por: Rafael David Sulbarán. Periodista. Espera que no le de coronavirus

Mi exjefa casi nunca me llamaba, por eso me extrañó cuando la pantalla del teléfono reflejó su nombre. La corazonada se cumplió. 

Colgué y lo primero que me pregunté fue: -¿Y ahora cómo pago el arriendo?-

Quedar desempleado en diciembre no es tan malo, porque bueno, uno piensa que ya va a comenzar el otro año con mucha energía, pero el 2020 arrancó tan difícil…así como lo es para los arqueros atajarle un penal a Cristiano Ronaldo. 

Los ahorros se acabaron y las ofertas laborales ni siquiera estaban. Para un periodista, el tema laboral siempre es un rollo. Para un periodista extranjero en Bogotá el rollo es a doble hoja.

Empecé a entregar currículos, a vender café, tortas, a llegar mojado a casa con tres mil pesos de ganancias, a pensar en cómo hacer para pagar la tarjeta de crédito, a pensar en vender mi celular. Así pasaron esos tres meses donde consideré regresar a la maltrecha Venezuela. 

Pero igual repetía: – Dale, dale. Ánimo, ya viene lo bueno, esa llamada que te va a dar el empujón. ¿Qué más puede suceder?-

Parece que el secretario de Dios escuchó mi pensamiento y le pasó la novedad a su jefe. Me llamaron para una cita. Ni siquiera sabía para qué empresa era, total, uno cuando anda desempleado hasta a los cobradores atiende.

Y bien, al otro día fui a la entrevista y me dejaron de una vez.  -Listo. ¡Yaaaa tengo trabajooooo!- Decía en mi mente celebrando tipo Will Smith en su película donde busca la felicidad. Ese periódico me dio la oportunidad, y pude solventar alguito tomando un respiro luego de varios duros días.

Pero una tarde luego de almorzar vi una carta en mi escritorio que decía: “Permiso no remunerado”. ¡Bendito coronavirus!

Esta crónica fue un ejercicio en el taller «Estaciones de la crónica», con Alberto Salcedo Ramos y la Biblioteca Nacional de Colombia.

Foto: Antena 2.

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