Seamos más sensatos con este tema. para muchos todo está bien porque convivimos todos mezclados, pero para otros que lo llames «negrito» es una ofensa así no te des cuenta. Pero peleemos por lo que realmente valga la pena al respecto
Por: Rafael David Sulbarán. Periodista.
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Hace unos años acompañaba a mi exnovia a realizarse una depilación y en la entrada del local donde se haría lo citado había un letrero colocado que decía: “Disculpe, no se permite la entrada a caballeros”. Con ese anuncio me sentí indignado, discriminado, ¿por qué no se permite la entrada a hombres a ese sitio? Me quedé afuera molesto con varios colegas que acompañaban a sus esposas y analizaba al respecto. Casi a regañadientes pagué el servicio (me dejaron entrar solo para pagar) y aproveché para preguntarle al cajero, que a vez era el dueño del establecimiento, sobre la razón o el motivo para no dejar entrar masculinos allí. Me respondió: “Es que nos han atracado varias veces y todos han sido hombres”. Yo le dije que sería preferible colocar un aviso reservándose el derecho de admisión, así algunos no nos sentiríamos ofendidos o apartados.
Lo cierto es que esa fue la primera vez que me sentí discriminado, excluido dentro de mi país solo por mi género. Esto me llevó a pensar mucho y decidí escribir al respecto. Una idea me fue llevando a la otra y llegué al racismo. Construí un reportaje donde trataba de responder la pregunta si en Venezuela había racismo. Las respuestas fueron variadas y mi conclusión es que hay un racismo “light”, no tan fuerte o arraigado.
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Ahora viviendo en Colombia siento lo mismo: que no hay un racismo tan profundo. Pero esa duda surgió de nuevo al citar en una de mis clases el mencionado reportaje. Un alumno me respondió que en Colombia había mucho racismo, que es un problema bien marcado. Nunca he visto a Colombia de esa forma, como un país racista, de hecho veo igual a toda América Latina donde marcamos la diferencia con los Estados Unidos que aún tiene la huella de la lucha racial y donde aún hay escuelas para blancos solamente.
La respuesta de ese muchacho me hizo pensar eso: ¿será que en Colombia hay racismo? Precisamente esta semana uno de mis podcast favoritos, Radio Ambulante, publicó un episodio donde toca el tema. La pieza se llama “No soy tu chiste” y fue producida y narrada por Camila Segura, periodista de Bogotá. En el reportaje que dura aproximadamente 49 minutos, se habla de la historia del Sargento Micolta, un personaje humorístico que forma parte del staff de “Sábados Felices”, un popular programa transmitido por Caracol Televisión. Micolta, interpretado por el humorista Roberto Lozano, es un militar afrocolombiano y una de sus principales características es que es muy ingenuo y se burla constantemente del Teniente Rincón, su compañero en los sketch. Lozano es un hombre mestizo y se pinta de negro para darle vida al distraído militar.
Micolta, o más bien Roberto Lozano, estuvo en el centro de una gran polémica ya que para algunos representantes de la comunidad afrocolombiana el personaje es discriminatorio, es racista y muy ofensivo. Se organizaron varias protestas en Bogotá y Cali, incluso le exigieron a los directivos de Caracol eliminar el personaje por respeto a su comunidad. Lozano se defendió alegando que su intención no es de ofender, sino de hacer reír basándose en las características de los pobladores de esa zona, pero sin querer dañar a nadie.
La discusión llegó incluso a presentar una tutela que no generó frutos, pero que sí logró que Lozano decidiera darle un cambio a Micolta. Ya no se pintaría de negro sino de diferentes colores. Esto no fue suficiente para esos movimientos defensores que hasta ahora siguen en la lucha por eliminar esos personajes que para ellos son ofensivos en la televisión colombiana.
Los pueblos del pacífico colombiano se encuentran entre los más pobres de la región, es una comunidad que por años ha sido golpeada, pisoteada y humillada, es cierto, pero ¿qué han hecho al respecto? ¿Solo callarse o pelear y pelear en cosas absurdas como la del sargento Micolta? En Colombia existen varias organizaciones que trabajan en la defensa de los afrodescendientes y entiendo que se han logrado muchas cosas en causas justas, por eso es preciso dejar claro que no se debe perder el tiempo o perder el foco en discusiones inútiles. “Si no les gusta el programa, si les ofende, solo cambien de canal y ya”, dijo Lozano en la entrevista con Camila Segura.
Yo creo que el racismo va más allá de solo quejarse porque te digan negrito, de pelear por un personaje de TV, de pensar que al negro es al primero que matarán en la película, es cuestión de hogar, de principios, de humanidad, de sentido común de pensar que somos iguales y tan distintos a la vez seamos negros, blancos, mestizos, rosados, amarillos, homosexuales, ateos o lo que sea.
No se debe permitir que esto nos gane, pero tampoco caigamos en discusiones vacías cuando hay más cosas por las que pelear. Seamos más tolerantes y pensemos que estamos aquí, que somos vecinos, que compartimos el mismo aire y la misma tierra, que somos latinoamericanos alegres y sin complejos, sin racismo.
Aquí el sargento Micolta haciendo de las suyas en TV: