Historia lamentablemente común
Ismar es una joven que creció en una familia adoptiva. No se le dio mucho eso de estudiar y a duras penas terminó la escuela. A los quince años ya sabia que lo de ella era seducir y conseguir de los hombres lo que quería
Por: Maigelith Serrada. Administradora.
Abrazó a Capriles. Madre tres veces
Con una cintura de avispa y unas caderas que se mueven al son que le toquen, Ismar desde muy niña descubrió su sensualidad. Un día se dio cuenta que al usar un buen perfume y un par de tacones todas las miradas se volvían a su piel canela, a sus ojos redondos y expresivos, a sus labios carnosos y rojos. Ese día su vida cambió. Decidió escapar de clases y tener su primera experiencia sexual con ese chico que le encantaba desde niña. Luego fue con otro y otro más. Cuando menos lo esperaba estaba convertida en una maestra del sexo. Utilizaba su cuerpo para conseguir lo que quería de los hombres.
No se enamoraba, “el amor es un invento para estúpidas” repetía constantemente. Algunas veces era para contestarle a algún familiar o amigo que intentaba aconsejarle, otras veces se lo repetía a si misma para desilusionarse de algún hombre que se estuviera metiendo en su mente de mas.
La profesión
Una tarde aquel hombre satisfecho por los favores recibidos, cambió sus perspectivas: le dio dinero a cambio de su tiempo y le habló de Mireya. Mireya era una “Dama” que tenia un sitio de internet donde ofrecía sus servicios y los servicios de otras chicas mejor conocidas como “Acompañantes”. Ismar comprendió que había perdido mucho tiempo trabajando de gratis, y aunque para ella era un gusto y un placer, si podía beneficiarse económicamente de su hobby: “Qué mejor que hacer lo que te encanta y encima que te paguen?”, decía. No lo pensó dos veces y contactó a Mireya.
Mireya era una tipa bien arreglada, un poco mayor que ella. Estudiaba en la universidad y hacía sus trabajitos para mantener buenas pintas y el celular de moda y un carro, porque no podía llegar con esa pinta a pie a ninguna parte. Inmediatamente Mireya observó su potencial… Ismar tenía buen cuerpo, no era muy alta pero era del tipo de mujer esa que vuele locos a los gringos, y esos son los que mejor pagan porque lo hacen con verdes. Un par de conversaciones para finiquitar todo, unas fotos y unos anuncios en el periódico después ya Ismar era una Dama de Compañía profesional.
Cuando conversas con Ismar y te cuenta sus aventuras y desventuras, parece que te hablara de cualquier profesión, luego entre carcajadas te dice: “Si, soy puta, pero cuantas no las hay por allí que se las dan de santas y quisieran hacer lo que yo hago y ganar lo que yo gano”. Y tiene razón. Solo que esa profesión que ella escogió ha puesto en riesgo su vida muchas veces, la alejó de su familia que no podía entender como todos sus hermanos tomaron caminos honestos y ella decidió ser quien es. Porque esto es lo que ella es, una puta.
Los Riesgos
Una vez un cliente la golpeó hasta casi desfigurarle el rostro porque le cobró por adelantado y luego quiso que le diera un servicio que no pensaba pagar y como Ismar se negó, el cobarde se desquitó a golpes. Ella no podía denunciarlo porque implicaría dar explicaciones de mas a la policía y el riesgo de quedar presa ella por ejercer una carrera que no esta aceptada en la ley.
En una oportunidad un gringo le pagó con un billete de cien dólares. Estaba muy contenta por todo lo que se iba a comprar. La sorpresa se la llevó cuando al intentar cambiar el billete, este era falso. Rabia y frustración porque trabajó de “a gratis”.
Se quejaba mucho de que había clientes que no querían usar condón. Eran dos enormes riesgos que se corrían: el primero era salir embarazada (y por consiguiente perder su hermosa figura), y el segundo (y mas preocupante aun) era el de contraer alguna enfermedad. Sin embargo, en medio de dificultades, ella logró seguir trabajando y mejorando su calidad de vida.
Poco a poco empezó comprando una nevera, después una cama, alquiló una casa para mudarse sola y no seguir escuchando los pleitos de su madre que solo quería que se dejara de esa vida y fuera decente, así como ella la crió. Pero ella no se inmutaba, ella era feliz y estaba ganando más de lo que ganaban, por ejemplo, sus primas que se habían matado estudiando una carrera. Ella seguía siendo feliz cuando las veía ponerse gorditas porque alguna salía en estado, mientras Ismar tenía el cuerpo que quería tener.
La tragedia llegó
Como nada es para siempre, un día notó que su piel ya no lucía tan bien y que había perdido algo de peso. Pensó que probablemente estaba fumando de mas y durmiendo de menos. Se prometió cambiar esos hábitos anti-belleza. Unos días después se enfermó del estómago y se lo achacó a aquel arroz chino que se comió con aquel peruano romántico con el que salió hace un par de noches. Síntomas iban y venían hasta que un día se decidió por ir a visitar al medico. Las respuestas que encontró no fueron las mejores. Su salud estaba bastante comprometida y ameritaba quedarse hospitalizada para hacerle algunos exámenes de rutina y para recibir una transfusión pues su hemoglobina estaba demasiado baja.
Para su sorpresa, a pesar de haberse cuidado tanto, había contraído el VIH. No entendía hasta que punto esto cambiaría su vida. ¿Podría seguir trabajando? ¿Qué diría su familia? ¿Cambiaría su aspecto físico? Tantas preguntas, tantos arrepentimientos, tantos sospechosos. Nada concreto. Tanta tristeza. Su mente más confundida que nunca. Tiene Sida y todo cambia para ella.
Las estadísticas
Según las cifras publicadas por la fundación Innocens (StopVIH) en su pagina al menos unas 220mil personas poseen el VIH en Venezuela aunque “No existen estudios epidemiológicos oficiales que permitan conocer la real situación del VIH”. No contentos con esto, la cifra de mortalidad se ha elevado año tras año debido a la escases de los medicamentos que retardan el progreso de la enfermedad y a las fallas de inventario de antirretrovirales por parte del gobierno a través del MPPP Salud.
Hoy día Ismar a sus 35 años lucha por mantenerse con vida. Aquella familia que una vez le dio la espalda hoy intenta ayudarla, sin entender mucho lo que es esa enfermedad. A veces ese desconocimiento, esa ignorancia hace que algunos la rechacen, pero al menos su familia esta con ella y es lo importante. Debido a lo avanzado de su estado, Ismar no puede trabajar, pasa más tiempo en la cama de lo que ella misma puede soportar, pero no tiene fuerzas para mantenerse en pie mucho rato. Lamentablemente esta situación le robó la belleza, le cambió el cuerpo, le dañó la piel. Ismar no sabe si es mejor estar viva o si preferiría estar muerta, todo depende del humor con que despierte. Le da miedo que la gente se enteré de lo que pasa pues siente que la discriminaran por su enfermedad pero a la vez esta segura que su historia puede crear conciencia entre las jovencitas que deciden tomar el camino más fácil para prosperar económicamente.
Este texto fue escrito en Maracaibo. Julio de 2015.
Los nombres y algunas situaciones fueron cambiados para proteger la identidad de las personas involucradas en esta historia.
Texto es una cortesía para mi hermano de la UNICA Rafael Sulbaran. Espero que sean muchas más.
Referencias:
http://www.stopvih.org/noticias/aumenta-mortalidad-por-sida-en-venezuela/
Foto referencial
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Buena historia, ojalá sirva para que muchas jovencitas tomen conciencia. La familia es fundamental para una persona enferma de cualquier patología.
Buen artículo Maige.
Gracias por leernos Miroslana. Bienvenida a nuestras líneas.
Gracias Miros. Un abrazo mi linda!
Buen artículo para concienciar de una de las lacras del siglo XX: el SIDA. Enhorabuena, Maige!
Excelente historia pero muy lamentable la situación de esta chica y de muchas que deciden el dinero fácil de la manera más díficil. Pero considero que la educación en casa es el pilar fundamental de todo ser humano y a veces papá y mamá fallan en enseñar a sus hijos el valor de la honestidad y el trabajo decente así como el amor y a la vez el temor a Dios. Espero que esas líneas amiga Maigelith sirvan para crear conciencia así sea un granito de arena que de a poco puede formar una montaña. Saludos…
Buen artículo, buena reflexión… Dios te bendiga RG