Otro en la lista negra
Emilio es un joven contador que prestó servicios para Pdvsa durante cuatro años pero al descubrir un mega guiso mientras hacía un estudio fue botado no sin antes recibir amenazas bien serias
Por: Rafael David Sulbarán. Periodista.
Se montó en una lancha recién.
Se llenó de petróleo
En estos días hubo una marcha en Caracas en medio de este despelote de los billetes de 100 y su eliminación, saqueos en Maracaibo, Guasdualito, Ciudad Bolívar Maturín, Punto Fijo y demás el presidente Nicolás Maduro protagonizó una marcha conmemorando también la muerte de nuestro libertador y un montón de cosas más, observamos las reacciones en las redes sociales ante esta actividad gubernamental que reunió a muchos empleados públicos en la capital de Venezuela, Caracas, lugar donde no se han vivido movimientos irregulares en las últimas horas al contrario que en interior del país.
Entonces viendo esos comentarios, que en su mayoría son quejas por la presencia de empleados públicos obligados en esa actividad, nos reímos de la «coincidencia» que significa una carta recibida en nuestro correo que precisamente trata el tema de la percusión y de cómo el personal de una empresa del estado obliga a sus empleados a participar en estas concentraciones. Es que en los últimos meses hemos destapado ciertas ollas y bueno, varios han destapado su boca animándose a denunciar o al menos a desahogarse por esta vía en Pluma Volátil.
Es así como presentamos el caso de Emilio José Lovera Alvis, un joven contador oriundo de la ciudad de Caracas que se atrevió a contarnos su historia en esa carta que nosotros transformamos en esta nota que están leyendo en este momento. Resulta que Lovera tuvo que huir del país, salir despavorido de Petróleos de Venezuela, su sitio de trabajo durante varios años debido a distintas amenazas que recibió de sus jefes directos. «Desde febrero 2015 a febrero 2016, fui víctima de amenazas, insultos e intento de asesinato, prácticamente un perseguido por gusto ya que solo hice mi trabajo», explica Lovera a quien contactamos luego de recibir la carta. ¿Pero por qué lo amenazaron? Nos explicó que desde febrero del año pasado fue asignado por la firma de contadores para la cual trabajaba prestándole servicios contables y de auditoría a la estatal Pdvsa. Luego de dos semanas de trabajo se le asigna un trabajo importante, la gerencia general del departamento de contabilidad le entregó unos archivos y documentos para realizar un análisis cuantitativo sobre los movimientos y registros contables de las inversiones que mantiene la casa matriz Pdvsa Petróleo, S.A. y sus filiales. «En abril de 2015, me asignan directrices dadas nuevamente por la gerencia a cargo de los chavistas de turno, personas claramente identificadas con el régimen. Durante ese tiempo, tuve que aguantar maltratos , identificándome como Pitiyanki y anticomunista, me decían que yo no tenía el derecho de trabajar, ni percibir ni un bolívar de la empresa del Estado por no apoyar a la “Revolución”, solo porque vieron en mi auto una gorra y un sticker con las siglas del partido opositor MUD». Allí empezó una guerra contra él, explicó Lovera. El problema fue que destapó una olla grandota, se dio cuenta de muchas fallas y fechorías con esos documentos que tenía, es que no cuadraban las cuentas.
«Detecto que todas las filiales reportan grandes pérdidas acumuladas de dinero, donde los registros en la contabilidad no reflejan las transacciones reales de la operatividad de Pdvsa. Las evidencias que encontré eran: duplicidad de los registros contables en los gastos de las filiales, registros contables en los costos sin documentación soporte por altas cantidades en dólares en las filiales, malversación de fondos y partidas monetarias que habían sido utilizadas para otros fines y no a las que se habían asignado, como por ejemplo: las partidas dadas al Fondo Chino”, explicó. Luego de este descubrimiento, Lovera fue convocado a una reunión para dar a conocer los resultados parciales de su trabajo, donde les informa ala gerencia de contabilidad lo encontrado, «me dijeron con tono de voz autoritario y amenazante: no vayas a comentar nada a tus superiores en la firma o de lo contrario te desmentiremos y tu reputación y puesto de trabajo estarían en riesgo, pues sabremos cómo hacer que te despidan», dijo.
Las amenazas empezaron a transformarse en acciones, «me obligaban a asistir a las marchas convocadas por el dictador Nicolás Maduro, aún cuando no apoyara la Revolución, pues para ellos toda aquella persona que no esté de acuerdo o siga los ideales de la Revolución es un traidor y me identificaban como apátrida, gritaban: todo aquel que este en contra del proceso revolucionario no merece trabajar en nuestra empresa», reseñó. Emilio pertenece a las filas del partido Primero Justicia y ha sido un participante activo de marchas y distintas actividades de la Mesa de la Unidad.
Los enfrentamientos verbales y amenazas continuaron y fue despedido finalmente en 2016. Por temor a represalias, Emilio se mudó a Maracaibo, buscando protección. Empezó a ejercer de forma independiente la contaduría y un día de septiembre de 2015 recibió una extraña visita, «eran dos hombres altos, morenos, con lentes oscuros, vestidos con camisas rojas y chalecos, uno de ellos traía un portafolios; ellos me dijeron que necesitaban hablar conmigo, que querían una asesoría contable para una empresa dedicada al servicio de seguridad industrial en el área petrolera de la zona», luego de esto su hermano César arribó a la oficina, precisamente con la carpeta que contenía importante material recaudado en Pdvsa. «César se quedó en la sala de espera junto a estos dos hombres, al instante escuché unos fuertes golpes, me asomo y uno de los sujeto me golpea fuertemente por el estómago me deja sin aire y se me encima comenzándome a golpear salvajemente, César estaba en el suelo boca abajo, uno de ellos lo golpeó fuertemente con su revolver en la cabeza y por la nuca, nos golpearon salvajemente haciéndonos heridas en la cara y el cuerpo. Antes de irse tomaron la carpeta que César me había traído y uno de mis atacantes me dijo apuntándome con un arma en mi cabeza: “este es un mensaje que te manda la Revolución, creíste que te ibas a escapar de nosotros… para la próxima no lo cuentas”. Emilio y César presentaron graves heridas pero salieron vivos del ataque.
Emilio empacó sus cosas y regresó a Caracas tramitando de una vez su salida del país junto a su hermano César ya que las amenazas siguieron, incluso con su familia. “Dígale a sus hijos que es mejor que no regresen, que aquí dejaron cuentas pendientes y se las vamos a cobrar”, este fue uno de los mensajes recibidos y que continúan llegando a casa de sus padres. Emilio y su hermano César temen regresar a Venezuela., así como muchos en la misma situación.
Fotos cortesía Emilio J. Lovera