Los acontecimientos de estos últimos días en Venezuela nos hacen pensar que la cosa podría cambiar pronto o al menos es un intento por quemar el último fósforo que hay en la caja
Por: Rafael David Sulbarán. Periodista. Optimista. No es iluso
Mientras escribo esto, Venezuela está en un vertiginoso ir y venir de información sobre la detención de Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional y, presidente interino, presidente encargado, presidente por asumir o lo que sea, de Venezuela.
Justamente cuando iba a sentarme a escribir sobre él, recibo un mensaje de Whatsapp de la representante de Voluntad Popular en Bogotá, Francine Howard, que Guaidó fue detenido mientras se dirigía a un cabildo abierto en el estado Vargas para hablar sobre el proceso de transición que le espera al país en los próximos días. Tengo varios días dándole seguimiento a todo esto, desde la toma de posesión cuestionada y fraudulenta de Nicolás Maduro ante el tribunal Supremo de Justicia, también de cuestionada legalidad.En todos estos días he visto algo, que creo perdió el país desde julio de 2017: un hilito de esperanza. No soy demasiado optimista ante todo esto que está ocurriendo, porque dicen que uno no debe contar los pollos antes de nacer o como me dijo el 11 de enero la querida colega María Isabel Párraga el día que Guaidó dejó entre líneas que era el presidente interino del país: «yo mejor no digo nada», para no emocionarnos mucho y terminar con un guayabo como en 2013, 14 y 17. Pero los acontecimientos que he visto en estos días me hacen pensar lo siguiente: Creo que este puede ser último cartucho por quemar si deseamos salir de este gobierno nefasto que nos llevó a la ruina y a la separación familiar. Venezuela tiene años en el limbo, anda con una desesperanza enorme, sin ánimo…es que el régimen hizo lo necesario, inteligentemente, para que esto pasara. Entonces ahora surge esta figura de Guaidó, que más allá de ser un político joven, una nueva cara, ha tenido cojones, ha tenido valentía de asumir la responsabilidad en este momento inédito en nuestra historia. ¿Por qué no apoyarlo si es lo único que se está haciendo para intentar sacar a esa lacras de Miraflores? Es mejor esto que no hacer nada, que dejar los brazos cruzados como en 2016 cuando la AN se dejó madrugar, cuando no se nombró un nuevo CNE y magistrados del TSJ, cuando se dejaron quitar el referendo revocatorio, cuando tranzaron dejando que se enfriara la calle en 2017.
Claro falta mucho para que se pueda consolidar algo que realmente ponga al gobierno en jaque. Lo más importante es la sumatoria de la Fuerza Armada Nacional. Esto será un paso muy duro, complicado, pero si al menos un ala da un paso al frente y se apega a la constitución se puede lograr algo. Me parece muy buena la estrategia de la «ley de amnistía a militares», una forma de decirles que tendrán garantías su deciden sublevarse una vez el chavismo haya caído. Otra cosa es la credibilidad, el apoyo del pueblo en la calle. Y bueno, estamos viendo que poco a poco, al menos eso es lo que se percibe, que gente deseperanzada se está sumando a la causa. Esa foto de María Corina Machado mostrada este sábado junto a Guaidó es una buena señal que denota unidad, que no se está dividido ante el gobierno que siempre se ha reído de la oposición por estar regada. El respaldo internacional está y bueno, se han sumado cosas sorpresivas como la del gobierno español que declaró ilegítima la investidura de Maduro el 10E.
No sé en qué pueda parar esto, repito, no soy demasiado optimista, pero yo sí le doy un voto de confianza a Guaidó y a la Asamblea Nacional, que hasta ahora, fríamente calculado, ha llevado los pasos para tornar todo este escenario interesando y darnos ese rayito de luz. ¿Le echamos bola? Yo sí creo ¿y tú?
Fotos: Cortesía:
Revista Semana