Gracias por venir Gustavo…

Nuestro mundo rockero llora tu partida

Sinceramente les digo que no hallo que escribir. Esto, a veces, pienso que es innecesario, pero bueno, también puedo decir que es una forma de homenaje. Con esto no va a revivir, no va a acabarse el mundo, no me ganaré un millón de dólares, pero sí le daré gracias a Gustavo Cerati.

Murió Simón Díaz y me pidieron que escribiera. Murió Gabriel García Márquez y me pidieron que escribiera. Murió Robin Williams y también me pidieron que lo hiciera. Murió Cerati y lo primero que me dijeron, incluso antes de enterarme de su muerte, es que le dedicara unas líneas en Pluma Volátil. Y les vuelvo a confesar, no se qué escribir sobre él…solo puedo dar gracias.

Gustavo nos dejó aquel 15 de mayo de 2010 cuando pensamos que era un simple desmayo por cansancio, cuando creímos que despertaría a las pocas horas,cuando Venezuela fue el centro de las miradas mundiales en medio de su criticado sistema de salud. Lamento no haber ido a ese concierto…no me lo perdono.

Gracias Gustavo por permitirme conocer una leyenda del rock, que no sabía que era una leyenda del rock: Soda Stereo. Recuerdo que yo no me vi muy influenciado a temprana edad por Soda, no tuve ni un casette de ellos, ni mucho menos un CD. Claro, tenía referencias de sus canciones, en aquella época escuchaba por allí en la radio o en alguna casa una canción animal o veía una persiana americana pero no sabía qué rayos se trataba, solo sonaba bien. Estoy hablando de los finales de los 80 y principios de los 90. Era un muchacho que no le gustaba bailar, pero que bailó la gaitas y salsa varias veces en las fiestas…el criterio musical ya venía saliendo.

Soda llegó…pero no se quedó por mucho rato. Ya con 16 años y el bachillerato casi aprobado empecé a reconocer el rock en general como mi música preferida…y Cerati le decía a su chica que haría un “macro porno intenso”. En pleno proceso de separación de Soda los vi brillar y escucharlo por primera vez y decir: “Hey me gusta esa banda”.  Soda ya llegó para quedarse.

No entendía la frase de Puente que dice “desordené, átomos tuyos para hacerte aparecer”…eso me tomó un millón de años luz en comprender. Pero la canción de igual forma me fue atrapando hasta convertirse en una de mis favoritas…al igual que el Cerati sin Soda…esa legendaria banda que ya sabía lo que eran.

Ya listo…idolatraba esa música. Una vez hice cosas imposibles para cruzar el amor por el puente y llegar hasta Valencia para ver al 33 por ciento de Soda Stereo junto a un tipo de dos metros que entre caníbales se mezcló para corear junto a mi y 8 mil personas más durante dos horas y media de jugo de luna musical, algunos prófugos de sus trabajos nocturnos. La cerveza no estaba a más de 10 metros, era un crimen no tomar y pasearse por ese regalo en la ciudad de la furia carabobeña, a la cual Gustavo bautizó como la capital rockera de Venezuela. En algún momento tuve un deja vu…eso eran signos que me llevaban a disfrutar más de ese momento, y Gustavo le hacía un juego de seducción a la guitarra en medio de luces rojas, blancas y las espectaculares pantallas que reflejaban rayas negras y blancas características de su disco en promoción “Ahí vamos”.

Me dije yo me quedo aquí…pero la magia acabó a la 1:00 am al mismo tiempo que hacía zoom en la belleza valenciana que tenía al frente y que no dejó de brincar delante de Gustavo, cuya anatomía delgada, envuelta en un traje futurista de piel negra, estaba a unos 10 metros de la bondadosa chica y de este cabimero que deseaba dar con ella un paseo inmoral luego del concierto.

Al compartir el taxi con una señora de 60 años que asistió al rockero evento, me di cuenta que el amor a la música no tiene edad…gracias Gustavo por enseñarme eso.

Gracias por mostrarme que el rock en castellano es el mejor del mundo. Gracias Gustavo por enseñarle al mundo que de este lado del mundo a pesar de la miseria del gremio, se puede llegar a ser una leyenda. Gracias Gustavo por alegrarme las tardes en mi camino al trabajo, en mis horas de borracho necio con media cerveza en su cama sin querer acostarme hasta que la canción y la birra no se termine. Gracias Gustavo por demostrar que Venezuela es una plaza grande para eventos masivos musicales. Gracias Gustavo y a tu música ligera por sonar en cada hora loca y que tooodo el mundo se porte como rockero y mueva su cabeza y te digan: “hey esa es la tuya, rockero, así como te gusta”. Gracias por amar las playas venezolanas. Gracias Gustavo por toda tu buena música chamo…ese discazo último es una barbaridad…gracias Gustavo por todo…gracias por venir a este mundo y dejar un legado musical imposible de borrar. Gracias totales…

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