El colmo de los colmos

El colmo de los colmos

 

Cosas que le pasan a uno


Por: Rafael David Sulbarán. Periodista.

No sabe manejar un iPhone. No ve de noche


Uno siempre ha pensado en cuál es el colmo de los colmos. Esos chistes han abundado en nuestra vida, que si el colmo del heladero, que si el colmo de un carpintero, que si el colmo de un barbero…cualquier cosa referente a eso. Bueno, una vez la vida me presentó uno de esos colmos.

 
Cuando uno tiene carro por primera vez, son muchísimas cosas que tienes por delante para conocer, que si aprender a manejar bien, que si aprender de mecánica, conocer los mecánicos, los repuestos y sus precios (sobre todo en Venezuela), aprenderte la ubicación de los huecos, no dejar el carro botado en el banco pensando que aún estás a pié y te devuelves a tu casa en carrito. Estas y muchas cosas más.
 
En 2008 tuve mi primer carro. Un Fiat Uno blanco año 1991. El carrito estaba en buen estado en líneas generales, pero obviamente por ser un carro viejo, tenía detalles, pero el fiíta tiraba pinta. Ya tenía como un mes con él, y es entonces que una noche me ha dejado botado. 

¿Saben? Se me olvidó echarle gasolina. OK, tremendo descuido, pero algo que tengo a mi favor, es que el flotador del tanque de gasolina estaba malo, y por eso, la aguja no marcaba bien en el tablero.
 
Ese día me pasó otra cosa inusual. Yo nunca dejo el celular botado en casa (bueno, pasa poco) y ese día se me ocurrió la genial idea de olvidarlo. Analicen mi entorno, el carro quedado, casi las 12:00 de la noche, en plena Avenida Intercomunal de Ciudad Ojeda, sin celular. ¿Qué hago? Me encerré en el carro y decido esperar un taxi para mandarlo a comprar gasolina. Mientras esperaba, una linda patrulla de la policía regional pasó por un lado y ni me miró, que molleja.
 
Al fin pasó un taxi y lo mandé a comprar gasolina en la bomba de Tamare que estaba como a unos 5 kilómetros. El señor se veía honesto y colaborador. Le dí una botella de refresco de dos litros que guardaba en la maleta y arrancó a buscarme gasolina. Al ratico pasó el carro del transporte de la empresa para la cual trabajaba. El chofer se bajó a auxiliarme y yo le digo que ya mandé a comprar gasolina, que “la aguja del tablero me engañó” jajajajaja. En eso llegó el taxista, el cual se asustó obviamente al verme acompañado y con el otro carro atravesado. El tipo casi me tiró la botella y salió corriendo ni siquiera me cobró. Finalmente vacié la botella en el tanque y emprendí vuelo hasta la próxima estación. OK, se preguntarán ¿cuál es el colmo en esta historia? Jajajaja les digo, que me había quedado frente a una bomba de gasolina que estaba cerrada…..jajajajajaja fin del cuento.
 
 
 
———————————————————————–
Foto: www.google.com
———————————————————————-
@rska
Pluma Volátil en Facebook
——–
      
    

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.