El campamento poseído

El campamento poseído

Espantos y cosas del otro lado


La segunda entrega de esta serie nos viene directamente desde Mérida donde un campamento misterioso dejó con los pelos parados a unos cuántos que no podían conciliar el sueño


Por: Carolina Zambrano. Periodista.

Madre. Le gusta rezar


En la primera semana de agosto de dos mil catorce me fui de viaje con el ministerio infantil de la iglesia donde asisto, estábamos contentos por nuestro primer campamento, nos dirijamos a La Azulita, en Mérida, fueron ocho horas de viaje desde Maracaibo.
Cuando llegamos el clima era un sueño super frío y el paisaje era hermoso, la belleza y la altura nos cortaba la respiración. El campamento constaba de una serie de bohíos, tenía cocina, una sala de estar, dos canchas y un galpón y retirado a un costado estaba una construcción con dos cuartos largos con una serie de literas conectadas a una pequeña sala de estar. Los cuartos eran escalofriantes, parecían barracas de presos. Era un largo pasillo el que tenias que caminar para ir al  baño.
Nos tocó ese lugar a nosotros los adultos ya que cuidábamos a los chicos mas grandes, el primer día yo pensé que era el mas difícil. Las chicas comenzaron a llorar, tenían miedo, era compresible un lugar nuevo sin sus padres, como líder que soy tomé el control de la situación le recordé cada una que era hija de Dios y él nos protege, di una oración en voz alta y en ella reprendí cualquier espíritu inmundo que allí se encontraba.
Todas  se durmieron después de ello, los lideres no reuníamos después de dormir a las chicas para preparar la clase del día siguiente, ese día nos acostamos tarde.
 A eso de las tres no podía dormir, yo me encontraba enferma tenia gripe y me daban ataques de tos y asma en ocasiones. Yo descansaba cerca del baño, es decir al final del cuarto. A esa hora escuché como un tarareo de una niña y pensé que quizá alguna no podía dormir,  me levanté con mi linterna para ver qué pasaba y las observé una por una y para mi sorpresa todas dormían. Me acosté y no pude dormir nada, oré a Dios y pensando que fui victima de una broma.
Amaneció y todo el día estuvo  divertido con las actividades programadas, le pregunté a mis hijos cómo durmieron ya que estaban en otro extremo del campamento y me dijeron que les hice falta y que escucharon a sus líderes diciendo que «oyeron unos ruidos y a lo que se asomaron no era nadie».
En el ambiente se podía sentir el miedo, nadie quería que fuera la hora de acostarse pero llegó la noche, hice lo mismo que el día anterior: rezar. Cuando llegó la madrugada sentí de nuevo el tarareo esta vez no me levanté, pensé: «estas niña lo hacen para asustarme»,  y me quede dormida.
Ya era el día miércoles en la tarde, cuando los muchachos estaban en sus actividades y reunidos allí me preguntó mi sobrina Verónica: «Tía anoche ¿por casualidad no escuchaste a alguien cantando?, ya era tarde», no quise asustarla y no le respondí nada. Como a las tres horas me llegó otra de las niñas diciéndome lo mismo y pensé «aquí hay algo raro».
Llegó una nueva noche y seguí con mi  rutina acostumbrada, esta vez traté de estar súper alerta, pero me venció el sueño. Entonces como a las tres escuché el canto «lalalalalala»y esperé acostada, sentí como si alguien caminara por el pasillo hacia al baño y esperé que  encendiera la luz y  ya había pasado un ratito y nada decidí asomarme y miré al baño y no era nada, sumergida en mi curiosidad y cansada de tanto misterio me levanté con mi linterna a resolverlo, caminé por ese pasillo y no vi nada, solo se sentía pesado el ambiente, entonces oraba y caminaba  en busca de la niña cantante… y así amaneció.
Temprano le dije a Dios solo me quedan dos días para irme, en el desayuno escuche a otros lideres con el pastor que le decían «Hay que orar aquí hay fantasma o demonio los muchachos se la pasan conversando que escuchan ruidos y que alguien canta en la madrugada». Yo me aparté y analicé la situación de lo ocurrido y estaba decidida a no darme por vencida hasta dar con lo que era.
Asimismo, las actividades transcurrieron y en la noche nos reunimos para hablar del campamento, qué experiencia tuvimos y salió la conversación de los ruidos y sombras extrañas que salían y que si yo había visto y sentido algo. Me sonreí y exclamé «¡Ustedes no han visto, ni oído lo que yo he visto,  he pasado toda la semana en eso!, tengo una niña metida en el cuarto que tararea y presumo que hoy se despide de mi, ya que mañana nos vamos». Todos me decían que ni locos dormían allí, y yo les dije: «¿Qué voy hacer? no puedo huir».
Como al amanecer nos íbamos y era el ultimo día allí nos quedamos hablando en la sala de estar que conectaban los cuartos, reíamos y dos lideres se pusieron asustar a los chicos con una mascara, yo les dije que como cristiano nosotros no hacíamos eso porque somos vía para cosas que vienen del diablo. Mi sobrina Verónica me pidió que la acompañara al baño en ese pasillo de miedo… le dije «vamos, tal vez al final del pasillo vea por fin la niña que canta y me reí», al poco tiempo me comí mis palabras porque estando en el baño vimos una sombra pequeña que corrió y se escuchaba un tarareo, mi sobrina se puso pálida y me miró con desespero y yo le dije en voz alta «mayor es el que esta en mí, que el que está en el mundo»(juan 4:4), y pronto salimos.
Le di las gracias a Dios por amanecer  y poderme regresar a mi apartamento y dejar todo atrás. A los días fui a la iglesia y hablando con la esposa del pastor me comentó que lograron averiguar que una semana antes le habían alquilado el campamento a unos santeros y estuvieron realizando rituales satánicos e invocaciones, donde todos los miembros, unas 14 personas quedaron poseídas quizá por qué cosa rara…no se sabe qué ocurrió con ellos, si salieron de ese trance o siguen así como locos…tampoco se sabe mucho qué hicieron, pero es evidente que dejaron presencias malignas en el sitio.
En seguida con mi conocimiento en la biblia me di cuenta que satanás estuvo  jugando conmigo todo el tiempo y probando mi fe a Dios. La palabra dice en primera de Pedro 5:8-9, «sed sobrio, y velad porque vuestro adversario  el diablo, como león rugiente anda alrededor buscando a quien devorar, al cual resistid firme en la fe…» Por eso es importante una relación de oración con DIOS para no caer en los planes del maligno, y darnos cuenta que este tipo de situaciones siempre vienen acompañadas de gente que solo desea servirle al  ese campamento no supimos más, tampoco del extraño cuerpo que nos asustaba, lo que si sabemos es que no volvemos a ir a ese sitio más nunca.

Texto cortesía Carlina Zambrano. Periodista zuliana.

Foto: Archivo

Un comentario en «El campamento poseído»

  1. OSEA AL FINAL DE TODO LOS CULPABLES SON LOS SANTEROS LA UNICA RELIGION VERDADERA ES LA CRISTIANA PARA TI Y TAL? XFAVOR QUE ILOGICO Y SIN SENTIDO O SEA CREISTE EN LOS FANTASMAS PERO LOS SANTEROS DEJARON LOS DEMONIOS… Q VAINA MAS ESTUPIDA TAN BUENA HISTORIA PARA TAN ESTUPIDO FINAL… UNA FANATICA EMPEDERNIDA MAS…ojo no soy santero pero me parecio interesante hasta que cierto punto la cagaste hablando de otra religion como si la tuya es la unica que merece respeto y la unica verdadera…si tanto rezaste y rezaste xq te siguieron asustando xq tus «demonios» no se fueron fanatica? la religion de la razon debio haber espantado esos «demonios» que en realidad eran almas en pena que estaban hay quien sabe x alguna desgracia que alla ocurrido en ese supuesto campamento…

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