Bitácora de un día de compras

Bitácora de un día de compras

 

La aventura de ir a supermercado venezolano
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Por Antonio Romero
Corredor de seguros. Casi periodista. Usa el pelo largo.
 
 
8:23am. Estacionamos el vehículo para realizar las compras; era sábado, el sol comenzaba a exhibir su súper poder (sobre todo en el Zulia) Entramos a un supermercado de gran renombre en el estado y comienza lo que se ha convertido en una travesía (escoja usted el culpable) para conseguir productos alimenticios y de higiene personal.
8:41am. Luego de pasear por el lugar, y colocar en el carrito varios productos, a lo lejos se divisa un par de empleados cargando en sus brazos algunas cajas, y comenzó lo que llamare “Animal Planet en vivo”. Las personas corrieron desesperadas a donde estaban estos empleados, uno cayó al piso, el otro arrojó las cajas y se echó a un lado, yo parado, sin moverme con cara de asombro mientras más miembros de esta manada pasaban por mi lado para unirse al festín. Solo divisé a la distancia el reflejo de un paquete de leche, jabón liquido para lavar los platos y lo que desde mi posición parecía mayonesa. Varios minutos transcurrieron, yo caminaba por los pasillos sin apartar la vista aún de este espectáculo: empujones, insultos, y hasta logré ver con mayor asombro una señora con los zapatos en la mano arrojarse por un pedazo de la presa.
9:04 am. Ya despejada la presa y yo sin nada de ella, me dirigí a la caja con quienes me acompañaban para pagar los productos que llevamos en el carrito de compras, obviamente no podíamos salir de allí sin toparnos con lo que esta de moda en este país, una inmensa cola; esas de la que no avanzan, me sentía con mucho estilo, demasiado a la “moda”.
9:13 am. Comencé a vivir otro fenómeno que ha hecho mella en este país: las conversaciones de cola, esta vez decidí solo escucharlas, era algo nuevo para mi, interferir en algo que se ha convertido en deporte extremo sin tener nada de experiencia podría resultar riesgoso, sobre todo después de presenciar el comportamiento ante los productos. Así que empece a prestarle atención a la conversación que sostenían dos personas delante de mí. Se omitirán nombres y descripciones para no herir razas ni susceptibilidades (al decir esto ultimo colocar voz de tipo de programas o películas basadas en hechos de la “vida real”), solo diré: al parecer no se conocían.
          Señor 1: “Dios, Este país se lo llevo el co.., todo es un ver…, para encontrar las cosas ahora todo es cola, la gente se comporta como salvaje”.(Al escuchar esto miré su carrito de compras y note que tenia leche, mayonesa y jabón. Así que sin duda participó en el festín de minutos atrás).
          Señor 2: “Si es verdad, es que de pana este gobierno no hace nada, y menos el nuevo, la gente hace lo que le da la gana, todo el mundo se la quiere tirar de vivo, entonces si uno los jo.. va preso, pero a ellos no les pasa nada”.
          Señor 1: “Si aquí a uno el honesto es al que jod…, ya uno no sabe que hacer, no alcanza el sueldo para nada. Esto es un desastre”.
          Señor 2: “Si ya aquí no hay solución, lo único que uno puede hacer es viajar y traerse los dólares”.
          Señor 1: “Si mi hijo hacia eso pero ya ni eso nos van a dejar hacer”. (nótese que el señor dijo ser honesto, HONESTO).
En ese momento decidí que no debía escuchar más esta conversación y concentrarme tal vez en alguna otra conversación interesante.
9:31 am. Pillé otra conversa; esta vez dos mujeres, detrás de mí en la cola, esperando escuchar algo distinto, tal vez con menos contradicciones que la anterior, de otro tema, tal vez el mundial de fútbol.
          Señora 1: Mija ni una torta puedes hacer en este país, no se consigue nada.
          Señora 2: No consigues aquí en los supermercados, te vas a las pulgas y consigues todo a tres veces su valor y los policías pasan por allí como si nada.
          Señora 1: ¿Y para qué? compras las cosas y en tu casa no hay luz, gas, agua, increíble a lo que hemos llegado.
          Señora 2: No solo lo increíble, lo triste.
          Señora 1: En que desgracia hemos caído,  ¿Qué hicimos para merecer esto?
          Señora 2: Nada de verdad la gente buena es la que sale jod…(nota importante. tener en cuenta de esta conversación dos cosas que en las pulgas los venden al triple, y la gente buena es la que sale jod…).
10:03 am. La cola avanzaba nos acercábamos a la caja; cuando en una caja cercana se presenta una discusión entre cliente y cajero, al parecer porque solo permitían pagar una leche, una mayonesa, el señor parecía muy molesto, y reclamaba “en otras partes podemos sacar dos por persona”. Sin embargo no fue eso lo que me generó mayor sorpresa; lo que sucedió pocos minutos después de la discusión en aquella caja con esa señora que estaba conversando con su amiga eso si fue increíble. Pero digieran ustedes esta conversación.
          Señora 2: ¿Chamo tu sacaste mayonesa y leche?
          Yo: No señora (esperanzado con que me iba a facilitar el producto ya que ella llevaba como 3 de cada uno)
          Señora 2: Bueno te vendo estos.
          Yo: ¿En cuánto me lo vende?
          Señora 2: Dame 150 por la leche, y 80 por la mayonesa (recuerden es esta misma la que dijo “en las pulgas la venden al triple”).
          Yo: No gracias- dije con una medio sonrisa para ser educado.
          Señora 2: Bueno entonces “haceme” el favor y me sacas una mayonesa y una leche (y mientras decía esto sin esperar respuesta colocaba en mi carrito de compras una leche y una mayonesa)
          Yo: Señora disculpe (dije mientras sacaba sus productos del carrito) pero por su culpa no pude tener esos productos, me los quiso vender al triple en la misma cola del supermercado, intenté ser educado y simplemente decirle que no, pero luego con el mayor descaro del mundo me pide que le saque los productos. ¿Enserio?
          Señora 2: Hay que ver que la gente si es grosera.
          Yo: hay que ver que la gente si es “BUENA GENTE”.
Y la señora se fue a buscar quien le compraba o le sacaba estos productos no sin antes desearme desde lo mas profundo de su honestidad y bondad que me fuese al co.. de mi madre, quienes me acompañaban quisieron responder pero les dije que no valía la pena, simplemente sonreí no es de mi estilo gastar tiempo y esfuerzo discutiendo con alguien al cual no le dejaré nada y ella tampoco a mi; así que seguí esperando para pagar.
10:30 am. Ya cancelada la compra nos dirigíamos al carro, no sin antes pasar por esos vigilantes que ciertamente pasan el día bajo el sol y uno siempre los ayuda con algo” sin embargo en ese momento no teníamos sencillo así que nos dirigimos al carro para ver que le dábamos y bueno al llegar el carro se habían llevado el reproductor del mismo, los “vigilantes” presentaron con la mejor excusa que he escuchado en mi vida “nosotros no estamos para cuidar sus vehículos, estamos para cuidar los carritos de supermercado”MIER… , pero esa es otra historia, para otra oportunidad. Esperen se me olvidaba, no todo fue malo quienes se llevaron el reproductor dejaron un destornillador nuevecito en el carro (insertar alguna persona con la sonrisa mas grande del mundo y la cara ladeada aquí).
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Texto: Antonio Romero, casi periodista
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