Por: Yessica Sumoza Blanco. Periodista.
Le gustan los gatos y los tatuajes
Tomé un carrito a Chacaíto, el colectivo hace parada en la esquina Miranda y se suben dos personas, un hombre sin camisa y con un zapato de mujer en la mano y otro con un fajo de billetes (todos arrugaditos) de 100 bs en su mano.
El chofer les pedía que se bajarán, que no los iba a llevar, el sujeto con dinero en la mano le decía que se lo llevara, que el sujeto sin camisa y con zapato de mujer en la mano no les iba a robar, que se quedara tranquilo, que sólo había perdido la camisa en una pelea. Ese sujeto sin camisa y con un zapato de mujer en la mano se sentó detrás de mí.
El chofer insistía que se bajaran, yo no esperé el final de la discusión y me bajé con una maleta azul con una etiqueta que decía Aruba. Juré que no me dejaría pasar. Pero si, me dejo ir.
Al cruzar la calle llegaba otra buseta, subí ya que también iba a Chacaíto. Subí con la esperanza que los sujetos de actitud sospechosa se hayan ido.
Se sube otro señor en la misma esquina donde empezó todo, venía con un bolso y vestía camisa de color azul y blanco. Me ve y me dice:
Sujeto: yo también venía en el carro que te bajaste.
Le doy la razón y le digo: Esas personas no tenía buena pinta y con lo feo que está la situación, no vale la pena exponerse.
-Sujeto: es que como tú andas, con esa maleta y ese teléfono, cualquiera te monta el ojo.
¿Cual teléfono?, pensé. Nunca saqué el teléfono, tal vez lo confundió con la cartera que saqué para pagar el pasaje. El sujeto me confiesa que es mototaxista y que ve esto todos los días.
Sujeto, ahora Mototaxista: uno tiene que estar pila, uno no puede andar por allí y menos con esa maleta que dice Aruba, te vas de viaje? – me preguntó.
Yo: no, sólo estoy mudando unas cosas de un lugar a otro, en realidad no tengo nada de valor.
Mototaxista: vives en los Valles? (del Tuy)
Yo: no, soy de por aquí cerca.
Mototaxista: yo siempre ando con la mía (me muestra la cacha de una pistola que llevaba dentro del pantalón) y por si acaso esta (me saca un chuzo que llevaba en el bolso) menos mal me bajé como tú, por que luego esos tipos te roban a ti y cuando me vayan a robar de pego su tiro.
Yo: pero gracias a Dios no nos pasó nada, le dije.
No se de donde saque la tranquilidad para responderle eso después de ver una pistola y un chuzo con la misma persona y al mismo tiempo.
El mototaxista me contaba cuando vio a una muchacha que le habían dado una puñalada en el seno por que se resistió a un robo, que le daba cosa pero nadie se metía por que eso era rolo’e problema.
-Mototaxista: disculpa que te moleste tanto, pero ¿cómo te llamas?
– Yo: María. – le dije. Me dio la mano como todo un caballero.
¿Por qué siempre digo María? Me pregunté, aunque ese era el menor de mis problemas, pues no se si este pana me robaría, me seguiría a casa o no sé…
-Mototaxista: cónchale, María. Ahora ando buscando una plata, por que tengo un niño enfermo, la medicina cuesta 5mil bolívares. Tu no los tendrás, y eso que andas con un teléfono carísimo. – Seguía mencionándome el teléfono.
Casi no lo escuchaba por que pasamos por el túnel de los Caobos. Yo solo le daba la razón en todo lo que me decía. – Si, la cosa esta fea, pero Dios es bueno, no nos pasará nada.
Yo nunca tuve a Dios tan presente en una conversación como esta tarde en ese autobús.
Mototaxista: bueno, María. Seguro no tendrás los 5mil por allí, parece que fueras a viajar con esa maleta, ¿conoces Aruba? Me lo volvió a preguntar.
Yo: no, ando limpia, pero tengo 200 bolívares, te los puedo dar. –le dije.
El mototaxista me sonrió y me dijo que no, que me quede tranquila y que me cuidara. El tipo vuelve a revisar sus cosas y saca un CD de música, yo creo que era de salsa erótica o vallenato, era realmente difícil descubrir, pues en la portada solo aparecía una mujer, rubia y semi desnuda.
Se lo entrega al chofer en actitud de “Panita, esto es lo que hay” y se baja frente al Abra solar, llegando a plaza Venezuela.
Yo me bajé en plaza Venezuela y continué mi viaje por metro. Pero antes, le arranque la etiqueta que decía Aruba en la maleta.
Y esa fue la historia de como casi me roban en Caracas el 22 de mayo.
Texto original de Yessica Sumoza Blanco. Periodista.
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