¿Por qué siempre se pierden?
Te dispones a bañarte, a veces es casi que obligado, pero después te sentirás pegajoso en la calle y debes ducharte. Decides pararte de la cama, porque debes hacer las compras semanales, que si jabón, que si queso, que si huevos. Sales del cuarto rascándote la parte baja de la espalda y la cabeza, mirando hacia el suelo. Entras al baño, te quitas la ropa…y te das cuenta que no hay paño. Piensas por un momento en seguir con el ritual…pero tu mamá está en el patio hablando con la vecina, tu hermano salió con la novia y tu padre está súper echado viendo un juego del Real Madrid. Nadie te puede pasar la toalla.
Coooo…a vestirse de nuevo y buscar el bendito trapo. Lo haces inicialmente en tu cuarto. No la ves…encima de la cama nada, en el closet nada, tirada en el suelo nada, en la cesta de ropa nada, encima de la mesa de la computadora nada. Sales del cuarto, entras al baño otra vez sin razón porque ya creías que habías revisado bien, nada. Entras al cuarto de tu hermano…dentro del desorden ordenado no ves nada…encima de la cama, en el closet, tirada en el suelo, encima de la cesta de ropa…nada. Entras al dormitorio de tus padres…te das cuenta que tu papá se aburrió demasiado con el juego y se quedó dormido. Te da vaina despertarlo por una simple toallita. Las ganas de bañarte se te están quitando. Revisas silenciosamente la habitación mientras Cristiano Ronaldo pela un penal.
Nada…no ves la bendita toalla y piensas, “Dios mío, los paños de esta casa se los tragó la tierra o qué coooo”…ya tienes que bañarte porque después te va a dar la famosa “caligueva” de las tardes sabatinas y bueno, qué más, decides usar el pañito del gimnasio para medio secarte en un baño express como los mandó Hugo Chávez alguna vez. Entras por tercera vez al baño, cierras la puerta y te das cuenta que la toalla bendecida esa estaba guindada detrás de la puerta jajajajajaja.
Hey de pana ¿a quién no le ha pasado esto? Buscas una cosa mil horas, revisas toda la casa, vacías el cuarto, el carro, los gabinetes de la cocina y resulta que lo tenías en el bolsillo.
El paño es un experto en perderse, así como sus aliados, que parecen tener un pacto ultra secreto para fastidiarte un momento.
El corta uñas
Muchas son las cosas que se pierden fácilmente…siempre. “Te perdéis más que un corta uñas”,expone un dicho venezolano. Debe haber una razón científica, una explicación galáctica para ello. Siempre que vas a utilizar el corta uñas nunca está en su sitio…tu mamá lo agarró, lo usó y no sabe qué lo hizo, o tú mismo se lo prestaste a tu hermano y este ni lo recuerda, o uno mismo ya ni idea de donde lo habremos dejado. Lo cierto es que muchos, sin más remedio, nos cortamos las uñas con el aparato viejo malogrado que saca tu mamá para “salvarte la patria” (ese nunca se pierde), o te vas con las uñas largas a la universidad. Dos días después, mientras buscas afanosamente un papel que se te extravió, hallas el bendito utensilio por allá escondido entre unas medias viejas y cajas de perfume. Por cierto, al raaaato cuando te cortaste las uñas, y decidiste guardarlo en la gaveta, como a las 6 horas, aparece el papelito que buscabas….Fuuuuuuuuu.
El control de TV
Yo no se cómo hacían antes para ver cómodamente la televisión, pero bueno, ya estamos más que acostumbrados, luego de más de 25 años usando control remoto en nuestros aparatos. Llegas cansado a tu casa, quieres ver el juego de Félix Hernández esa noche en Espn. Te pones cómodo, con tu traje de pelea para dormir…todo fino, full sabrosa la cama. Colocas tu celular a mano porsia te escribe tu novia, listo, a prender la TV…cooo ¿dónde está el control? Empiezas a tantear como un ciego la cama…te consigues con tus almohadas, el cargador del celular que se te olvidó ponerlo encima de la mesita de noche. Vertiale qué molleja, tienes que pararte, prender la luz y emprender la épica búsqueda. En eso recuerdas que tus sobrinos estuvieron la tarde por allí…fuck, seguro lo rompieron, o lo botaron a la basura. Nada que lo ves, revisas las gavetas, buscas en el armario, entre la ropa doblada…ya tu paciencia se está colmando, quieres ver el juego, pero ni por la cabeza te pasa prender el televisor manualmente…NOOOO para eso están los controles, ese aparato que dejaste en la cama bien acomodado, donde debe ir, hace 10 horas que saliste a trabajar NOJOOOOO. Sales del cuarto e interrogas a tu mamá…ella no tiene idea, a pesar de que es la que acomoda tu cuarto. Lo buscas en la sala, en el comedor, en la cocina…una y dos veces…cuando se te ocurre ir al baño al fin lo hallas encima de la repisa BINGOOO Dios mío al fin podré ver el jueguito. Enciendes el TV y el partido va por el sexto inning y ya sacaron a Félix Hernández (cooo) y empiezas a hacer memoria de cómo carrizo llegó el control allí si tus sobrinos no alcanzan esa altura…en ese momento recuerdas que tu mismo lo pusiste allí, creyendo que era tu cepillo de peinar jajajajajajajaja.
Las llaves
Todo el mundo tiene un chiste con las llaves. Ya sean del carro, de la casa o la oficina. Me pasó una vez que me traje las llaves de mi antigua oficina y dejé a mi relevo sin poder entrar. Tuvieron que forzar la puerta porque no había copia. Menos mal que no me botaron por eso. Hey pero de pana, los corta uñas, los controles y las llaves tienen un pacto secreto entre ellos. Siempre se pierden…y cuando los buscas, encuentras a uno de ellos perdido hace 22 semanas.
Te vienes orinando. No sé por qué, cuando vas llegando a tu casa te dan más ganas de orinar. Parece que tu cerebro huele ya a corta distancia tu trono…y envía a la vejiga más ganas, le dice que se explote. Como puedes aguantas, metes el carro, casi con las piernas cruzadas lo cierras, trancas el portón. Buscas en el coala tus llaves…no están…no las ves, revuelves todo el bolsito y nada que las sientes, qué molleja pero si las vi antes de salir. Revisas el suelo por si acaso se cayeron. No ves nada. Abres de nuevo el carro, revisas en el tablero, no las ves, encima de los asientos. Naiboa. Ya el líquido se está saliendo…te revientas…tienes que hacer ya…miras a un lado, miras al otro y no ves a nadie tipo Pedro Navaja. Pelas por la matica lateral de tu casa…aaaahhhh sabroso, fin del martirio, orinaste como 45 litros. Bien, ahora ¿dónde está la bendita llave? Agarras el coala y sientes el sonidito carecterístico, chin chin chin…lo abres y ves reluciente, más bello que nunca el llavero que te trajo tu prima de España allí virguito, a flor de piel…las llaves de tu casa…por el amor de Dios, menos mal y no te estaban atracando.
Experiencias
Estas situaciones que les he narrado son una combinación de ciencia ficción, con inventos míos y unas cosas reales, así que pueden tomarlos como dignos ejemplos. También, Rita Villani Pino, periodista, diseñadora gráfica y fiel lectora de nuestro espacio, compartió una de sus vivencias particulares en un caso similar:
“Algunas veces sucede que nos interrumpen justo cuando vamos al baño con la toalla, y debes atender el teléfono o la puerta,así que no te queda de otra dejar la toalla en una silla de la cocina. Pero cuando terminas (algo como después de 1 hora hablando con la vecina) piensas que dejaste la toalla en el baño y entras directo a la ducha porque el calor te está ahogando, y resulta que cuando sales no tienes la toalla a la mano!!!! Y no más te queda utilizar ese cuadrito de toallaparalas manos que tienes ahí al alcance… que se moja apenas y la pasas por el brazo! Jajajajaja”, expresó agregando: “Una vez, saliendo de la ducha en paños menores (porque se me había quedado la toalla en la silla de la cocina) pasando por el pasillo entre el baño y mi dormitorio, sonó el timbre y nada mas que se escuchó el grito de una amigo: eeeesoooooo más un silbido… ¡La cocina no tenía cortinas!”
Si tienen una experiencia como esta denle plomo, no les de pena y cuéntenos para reírnos un rato. Gracias como siempre por leernos.
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